lunes, 23 de noviembre de 2015

Las etiquetas: ¿es un niño bueno o malo?


Nunca me han gustado las etiquetas cuando las usamos para encasillar y calificar a las personas, pero mucho menos me han gustado que se apliquen a los niños, porque creo que pueden llegar a hacer mucho daño.

Siempre he odiado cuando me han preguntado delante de mi hijo, "¿qué, cómo es el peque? ¿es bueno o malo?". Perdone, pero mi hijo ni es bueno ni malo, es un niño. Como todos los demás niños, no los hay ni buenos ni malos, o si acaso, todos los niños son buenos. De hecho, sí que creo que todos los niños son buenos por naturaleza, y si hacen algo mal, no lo hacen con la maldad que solemos adjudicar a las acciones de los adultos. Lo hacen por experimentar, por probar, lo hacen porque desconocen que eso no está bien... Pero no podemos ir diciendo que son malos o buenos y clasificándolos de una forma u otra.

Mi hijo no es un niño tranquilo, que se entretenga fácilmente solo con cualquier cosa. Es un niño muy activo, lleno de vitalidad, energía... Digamos que no me lo ha puesto fácil desde que nació. Pero eso no lo convierte en malo. Siempre respondo que es bueno, muy listo y que está lleno de energía. A lo que me responden, "Vamos, que no para quieto, ¿no?". No, señora, no para quieto, pero es que no podemos pedirle a un niño de 2 años que se esté quieto, sentado, como un adulto, porque no lo es. Es un niño, tiene que moverse para aprender y experimentar, para conocer sus capacidades y límites, para jugar, para disfrutar de la vida de la mejor manera, con ejercicio y actividad física.

(Y ya después de que los demás clasifiquen a mi hijo de "perdigón" o de "nervioso", empiezan a hacer comparaciones con sus propios vástagos a los que sí que clasifican de "buenos", porque son niños muy tranquilos. Arggggg...)

Y como ahora estoy embarazada de nuevo, lo cual significa que la gente pierde la educación y se les olvida automáticamente poner un filtro antes de hablar, ahora me están empezando a decir, "¡Anda, qué valiente! ¡Ya por el segundo! Entonces el peque debe ser un niño muy bueno, porque para que os hayáis animado..." (conversación verídica con mi vecina). Vamos a ver... Mi hijo sí es bueno, como creo que lo son todos los niños. Pero ¿qué pasa, que sólo los niños tranquilones y fáciles ganan el derecho a tener hermanos? ¿Insinúas que si un niño es muy travieso pierde toda posibilidad de convertirse en hermano mayor?

Me indigno, vamos.

Yo cada vez que recuerdo la conversación con mi vecina me enciendo, de verdad. Sí, alguna vez hemos bromeado mi marido y yo cuando el peque llevaba rachas en las que estaba más complicado que de costumbre, diciendo que nuestro churumbel estaba haciendo oposiciones a hijo único. Sé que no va a ser nada fácil la bimaternidad, partiendo del hecho que mi hijo siempre fue un niño de alta demanda (que existen, y nacen así, no los creamos nosotros, creedme), que me requiere aún mucho, y sé que los primeros años serán bastante (o muy) duros y complicados, dividiendo mi atención entre dos criaturas que me necesitan. Estoy mentalizada y sé en qué me estoy metiendo (bueno, aún no sé realmente cómo será la experiencia, pero ya voy con el cuerpo algo preparado). También teníamos claro que queríamos tener otro hijo, porque a pesar de todas las dificultades que implica traer una nueva vida al mundo, nos haría enormemente felices. Asimismo sé que tener un hermano es un gran regalo para toda la vida. Que aunque el principio sea muy duro, crecerán juntos y aprenderán valores que de otra forma creo que será más complicado que entiendan y adquieran. Sé que le vendrá bien a mi hijo tener un hermano o hermana, porque así aprenderá a ser más paciente, más delicado, más empático, más generoso, aprenderá que no todo gira a su alrededor y tendrá un compañero de juegos para siempre. Y sobre todo sé que a largo plazo todo habrá merecido la pena.

Pero si ya las etiquetas (o apodos) me tenían cansada, ahora con el segundo embarazo vuelven a reflorar y me tienen que trino. Por favor, dejemos ya de etiquetar a los niños de buenos o malos según si son activos o tranquilos, obedientes o independientes... Porque esos son sólo rasgos de su personalidad; lo que los hacen buenos o malos es la educación y valores que se les inculque en casa.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La barriguita crece: 13 semanas



Aunque ahora que escribo este post estoy de 14 semanas recién cumplidas, no quiero ir dejando pasar el tiempo, y me gustaría ir dejando pequeños posts de recuerdo de este embarazo. No sé si haré estos "updates" cada semana, o cada X número de semanas para no aburrir al personal, pero sí los iré publicando periódicamente para ir compartiendo la evolución de este embarazo y cómo me he ido sintiendo durante estos meses.

13 semanas






Me cuesta creer que ya hayamos dejado atrás el primer trimestre y estemos empezando ya el segundo. A finales de la semana 12 y principios de la 13, me pareció sentir por primera vez al bebé, pero no estoy del todo segura. Es muy pronto desde luego, y no fue la clara patadita que no deja lugar a dudas; fue más bien como el aleteo de una mariposa. Pero aunque he vuelto a sentir lo mismo en repetidas ocasiones, no estoy del todo segura que sea el bebé y no gases, pequeñas contracciones o movimientos intestinales.

Por fin a partir de esta semana me he empezado a sentir mejor en cuanto a náuseas. Voy empezando a comer mejor y de forma más variada, aunque aún hay alimentos que me dan mucho asco, como la carne triturada (en hamburguesas, albóndigas, etc.), comida frita o con mucho aceite o grasa, algún pescado como la merluza, y los lácteos. Aún soy incapaz de tomarte un vaso de leche o un yogur sin sentir ganas de vomitar. Lo que más me apetece comer y me sienta bien al estómago es lo que estoy tomando cada día en el desayuno: pan de centeno integral untado con poco de queso y una loncha de pavo o en su defecto rodajas de tomate con sal, un cappuccino descafeínado, y una mandarina. Si fuera por mí comería eso también de almuerzo y cena.



Los pechos ya no los tengo tan sensibles, aunque se han quedado con una o dos tallas de más. Me siento también con mucha más energía y con ganas de hacer cosas, algo que era totalmente imposible durante los primeros meses, que no tenía fuerzas ni para levantarme del sofá, y cada actividad por pequeña que fuera era un mundo para mí.

Lo cierto es que al sentirme ya tan bien, se me olvida que estoy embarazada la mayor parte del tiempo, hasta que me paso haciendo algunos movimientos o esfuerzos y me empieza a molestar algún ligamento o el vientre (o vuelvo a manchar ligeramente).

Por la Seguridad Social no vuelvo a tener ecografía hasta el 23 de diciembre, que sería la eco de las 20 semanas, y me parece una eternidad. Esperar tanto tiempo para saber si todo va bien o si por el contrario algo ha pasado me agobia un poco, sobre todo ahora que no siento las claras patadas del bebé que son tan tranquilizadoras para la embarazada.

En cuanto a peso, hasta la semana 13 había perdido 3kg (me quedé en 47kg), pero a finales de la semana 13 parece que ya he recuperado 2kg (49kg peso ahora, 1kg menos de lo que pesaba antes de estar embarazada), gracias a que puedo ir tolerando mejor la comida. El cambio ha sido radical. 

A diferencia de mi primer embarazo, de momento en este las hormonas se están comportando o yo he aprendido a lidiar mejor con ellas, y no me están afectando mucho al carácter. En mi primer embarazo, estaba irascible y con cualquier cosa saltaba, o pasaba de llorar desconsoladamente a reírme a carcajadas en cuestión de segundos. Bipolar totalmente. En este embarazo, sin embargo, me encuentro más serena, más estable emocionalmente, no la pago con mi marido ni con nadie en particular, sigo estando de buen humor, y si veo que ando algo susceptible en algún momento, soy capaz de anticiparme, recapacitar y tener más autocontrol, sabiendo que mucho de lo que puedo estar percibiendo de mala manera, es posible que sea causa de las hormonas, y automáticamente le resto importancia, sintiéndome mejor inmediatamente. ¿Quizás puedo decir aquí que la experiencia es un grado?

En lo que se refiere a la barriguita en sí, ya se aprecia claramente el embarazo. En este segundo embarazo, ha salido antes y ahora mismo tengo la misma barriga que tenía cuando en mi primer embarazo estaba de unas 20 semanas... ¡Miedo me da! Espero que se ralentice un poco ahora el crecimiento barriguil porque si no, esto puede llegar a dimensiones exageradas.

Aún no me he animado a comprar nada para el bebé, porque ya tenemos muchas cosas gracias al hermano mayor, y porque prefiero esperar a saber con certeza el sexo y a partir de ahí ya comprar con más seguridad algo de ropa, ya que al principio la ropa que tenemos del peque no le valdrá, ya que van a nacer en distintas estaciones (el peque nació en octubre, y de tallas 0-9 meses tenemos ropa bastante abrigada, mientras que este bebé nacerá, si no tiene prisas, en la segunda quincena de mayo, y necesitará ropa más fresquita y de verano). Lo único que tiene ahora mismo el bebé es una canastilla gratuita que hemos conseguido en Todopapás. Pero bueno, poco a poco...



jueves, 19 de noviembre de 2015

Mi experiencia con los tests de embarazo



Tras dos embarazos (aunque el segundo aún está en proceso), y después de haber probado diversos tests de embarazo, he pensado que quizás a alguien le puede resultar de utilidad mi experiencia personal con estos artilugios, ya que a mí me hubiera gustado saber de esto mucho antes de haberme gastado el dinero en algunos.

Clearblue: en el primer embarazo, como primeriza que era, recurrí al archiconocido Clearblue. Lo usé el mismo día de la falta, ya que según decía el prospecto podía detectar el embarazo incluso unos días antes de la falta. Pues me llevé un chasco, porque después de los más de 10€ que costaba cuando entonces, resultó estar defectuoso y salió error. Volví a comprar otro, pero me dio negativo ese mismo día. En este segundo embarazo, aunque le dije a mi marido que no comprara uno, se fue a la farmacia y vino con el test, y con 15€ menos (es muy caro, y por lo visto han subido el precio bastante en menos de 3 años). A 3 días de la falta me lo hice, y esta vez no decepcionó: salió embarazada y especificó el tiempo aproximado de gestación. Mi conclusión: con tanta tontería de pantalla y pilas, es posible que venga defectuoso y no funcione, y te habrás gastado 15€ y se te queda cara de tonta. Por otro lado afirman que son de alta sensibilidad, y así se lo vendieron esta última vez en la farmacia a mi marido... En mi primer embarazo no fue capaz de detectar el embarazo en el mismo día de la falta, pero en este embarazo sí pudo detectarlo a 3 días de la falta. O han mejorado la sensibilidad en estos años, o ha sido suerte. ¿La desventaja de estos tests? (además del precio) Que la pantalla sólo dura encendida 24-48h, por lo que si quieres el recuerdo del positivo mejor hazle una foto, porque después no se verá nada en la pantalla...



Tests de tira: cansada del dinero que se te va en los tests de embarazo, leí por internet opiniones muy buenas de la fiabilidad y alta sensibilidad de algunos tests de tira. Los de mayor sensibilidad son los capaces de detectar 10mlU/mL de HCG en la orina. Ahora bien, hay que tener cuidado con algunos tests de embarazo de tira, ya que algunos producen la famosa "línea de evaporación", que te puede hacer creer que es un positivo, cuando no lo es. Después de leer y leer mucho por internet, encontré la recomendación de los tests de la página Libertytest, que son de los pocos que aseguran que no dejan línea de evaporación. En farmacias no he encontrado este tipo de test de tira. ¿Ventajas? Son ultrasensibles (10mlU/mL) y sobre todo el precio: venden packs de varios tests por mucho menos que en otros sitios o en farmacias físicas. Además los tienes en casa de un día para otro, nadie se entera de qué has comprado (que en la farmacia si te conocen te empiezan a gastar bromas o hacer comentarios...) y los gastos de envío son económicos. Asimismo, en este segundo embarazo pude comprobar que a medida que pasaban los días, si me hacía un nuevo test, salía la raya más marcada.
  


Test en formato termómetro: son unos tests con carcasa plástica que simplemente muestran en una pantalla la línea de control y la línea del positivo. Uno de esos tests, que supuestamente eran de alta sensibilidad (así lo aseguraban, pero luego resulta que la sensibilidad es de 25 mIU/ml), en mi primer embarazo en el mismo día de la falta me dio negativo. Una semana después de la falta sí me dio positivo, pero ya los síntomas propios del embarazo me iban dando a mí la respuesta sin necesidad de mucho test de embarazo. En estos tests con carcasa sí pude comprobar, sin embargo, que a medida que pasaban los días, si me hacía un nuevo test, salía la raya más marcada, al igual que los de tira. Son más baratos que el famoso Clearblue, pero más caros que los de tira y no tienen una sensibilidad tan alta. Creo que los compré en Farmatest, en mi primer embarazo, aunque ya no me acuerdo bien.


Ésta ha sido mi experiencia con los tests de embarazo, espero que os haya sido de utilidad.

¿Cuál fue vuestra experiencia? ¿Cuál usasteis para detectar el embarazo?

martes, 17 de noviembre de 2015

Los miedos en el embarazo


Si he tardado tanto en contaros sobre mi embarazo, es precisamente por miedo. 

Estaba convencida de que los miedos durante el embarazo eran más típicos en primerizas, y juré y perjuré que no sentiría miedo ni inseguridad o cualquier sentimiento negativo en mi segundo embarazo y que lo disfrutaría desde el minuto 0.

¡Pero me equivocaba!

Aunque en esta ocasión sí sé qué esperar más o menos en cada etapa del embarazo y en el parto, y estoy algo más relajada, me ha cogido por sopresa el miedo que se apoderó de mí desde el momento en el que vi el primer test de embarazo positivo allá por septiembre, y me ha impedido disfrutar plenamente de la alegría de esperar un bebé, al menos durante el primer trimestre.

 No es que tenga miedo al parto, no. Es miedo a que algo no vaya bien. Miedo a que le pase algo al bebé. Miedo a que no vaya adelante el embarazo y lo pierda. Miedo a hacer algo inintencionadamente que pueda perjudicar de alguna forma a la pequeña vida que está creciendo en mi interior. Miedo a un parto prematuro y días, semanas o meses en neonatología. Y es un miedo horrible, un miedo que paraliza y te arrebata la alegría del momento tan especial que estás viviendo. Es una angustia que se te enreda en la garganta y te hace un nudo en el estómago. Una angustia que te impide pensar con lógica y claridad, y sólo hace venir a tu mente ideas negativas de un futuro poco alentador. Conocer casos cercanos de abortos recientes no ayudaba tampoco a sentirme tranquila. Tampoco ayuda haber vivido un primer embarazo con sustos, amenaza de parto prematuro y un parto recién cumplidas las 37 semanas que acabó con el recién nacido ingresado en neonatología. Y el haber tenido pequeños sangrados intermitentes en este segundo embarazo que hacían disparar mis pensamientos paranoicos de que algo iba mal no me han hecho muy fácil el camino de relajarme y disfrutar de este segundo embarazo.

Ahora me arrepiento de no haber vivido este primer trimestre completamente tranquila y feliz, pero también sé ahora que da igual el embarazo que sea, ya sea mi primer o mi tercer embarazo, ese miedo siempre estará ahí en mayor o menor grado, y hasta que poco a poco vas viendo que todo va saliendo adelante, y que ese pequeño guisantito se agarra a la vida, no respiras algo más tranquila y empiezas a disfrutar del momento. Aún hay días en los que el miedo me invade (aunque ya son los menos), sobre todo cuando ha pasado mucho tiempo desde la última ecografía o cuando en poco tiempo tendré la siguiente eco y me asaltan todas las dudas... ¿Estará bien? ¿Seguirá habiendo latido? ¿Se estará desarrollando bien? ¿Detectarán algún problema?

Cuando me preguntan si preferimos niño o niña, realmente me parece una pregunta tan superficial y absurda. Realmente no es algo que esté en mi mente ahora mismo. ¡Me da igual si es niño o niña! Sólo quiero que esté bien, sano/a. Parece un tópico, pero cuando te enteras de casos de abortos, o de bebés con mil problemas médicos, realmente te das cuenta de que existe esa posibilidad, que te puede también tocar a ti; es una lotería. Por eso realmente lo que me preocupa ahora mismo es que todo siga adelante bien, y que mi peque crezca sano/a. 

Y cuando no me asaltan estos miedos por el bienestar de mi segundo bebé, me asaltan dudas sobre cómo le afectará la llegada del hermanito/a a nuestro peque mayor. ¿Tendrá celos? ¿Lo querrá? ¿Tendré tiempo para los dos? ¿Cómo me organizaré con los dos para cubrir todas sus necesidades? ¿Y si no lo quiere y lo trata mal? ¿Y si lo rechaza? De momento estamos intentando que esté muy involucrado en el embarazo, lo llevamos a las ecografías, le explicamos que en la barriga de mamá crece un bebé, y le enseñamos fotos de las ecografías para que vaya asumiendo que algo distinto está pasando y está por llegar... Aunque no entienda realmente muy bien el qué.


Ay, se me había olvidado las cosas "malas" de lo que es estar embarazada, esos miedos que sentía estando embarazada del peque, y pensaba que en este segundo embarazo no tendría miedo a nada y que lo disfrutaría al 100%. Pero me equivocaba...

¿Y vosotras? ¿Cómo habéis vivido el embarazo? ¿Tuvisteis miedo? ¿A qué exactamente?

martes, 10 de noviembre de 2015

Las primeras semanas de mi segundo embarazo


Aunque ya estoy de casi 13 semanas, creo que debo también explicar por qué he tardado tanto en dar la buena noticia en las redes sociales y al resto de amigos y familiares... Y por ello debo empezar desde el principio.

Era septiembre... Primeros días de vacaciones en la playa. Sabía que la regla me tenía que venir en el último día de vacaciones o ya estando de vuelta en casa. Aún me quedaban unos 10 días antes de que me viniera la regla para poder disfrutar bien de la playa y piscina... Pero empecé a sentirme regular. La verdad es que me mosquée bastante porque ya me veía venir yo a la señora de rojo adelantándose una semana, para fastidiarme mis vacaciones. Dolor de ovarios, dolor de útero... 

Un domingo empecé a sentir un dolor de cabeza tremendo. Era brutal. A cada paso que daba, sentía que me iba a explotar la cabeza. A eso se me sumaron náuseas... Y los olores... de repente sentía una gran sensibilidad en el olfato y olía cosas que los demás no. Para colmo me molestaban los pechos y de repente el peque parecía mostrar rechazo en las tomas... Ahí empecé a sospechar. Aunque claro, ¿cómo era posible tener todos esos síntomas que parecían de embarazo si aún me quedaban 7 días para la falta? Además empecé a manchar.

Así que al principio lo vi claro, la puñetera regla había venido a fastidiarme pero bien las vacaciones. El cabreo que me cogí era monumental y estaba de un humor de perros, que mejor mantener una distancia prudencial de 10 metros de mí.

Ya daba por sentado que la regla se me había adelantado... Pero parecía que se estaba burlando de mí. Me sentía físicamente mal, pero sólo manchaba apenas rosado muy clarito una o dos veces al día, al ir al baño y limpiarme. Así estuve unos 3 días... Llegó el día de volver a casa para descansar un poco y volver a la carretera para ir a pasar unos días al pueblo de mis abuelas. Pero las náuseas iban a más. Ya no podía comer nada. Los olores eran tan fuertes que aumentaban aún más mis ganas de vomitar... Y a eso se sumaron ganas de hacer pis cada dos por tres. Ya de camino a casa, le comentaba a mi marido que esto no me parecía normal. Nunca me había sentido así con una regla. Así que determinamos que me haría un test de embarazo cuando estuviéramos en casa, y de salir positivo pero seguir manchando, iríamos a urgencias, para que me vieran y me dijeran qué hacer, sobre todo teniendo en cuenta que teníamos planeado salir de viaje al día siguiente.

Pues en cuanto llegué a casa, rebusqué en el baño y encontré unos tests de embarazo de cuando me quedé embarazada del peque, allá por 2013. Ni esperé a la mañana siguiente, ni esperé a la primera orina, ni leches. Nada más llegar, me hice el test. Y a los 10 segundos... 




Positivo.

Fui corriendo a mi marido que ni sabía que me estaba haciendo un test en esos momentos (él imaginaba que me lo haría a la mañana siguiente tras comprar alguno en la farmacia), y se lo enseñé. Me miró sorprendido y dijo "¿positivo? ¿pero de dónde has sacado ese test?". Ahí le dije que me sobraron de cuando me quedé embarazada en 2013... y entonces me hizo reflexionar "¿y eso no estará caducado?". Cachis, ni me había fijado en eso...

Miré el envoltorio, y efectivamente estaba caducado. Mi marido entonces dijo que eso no era nada fiable, que eso podía ser un falso positivo, y que mejor comprar uno en la farmacia. Yo no quería que se gastara el dinero en alguno de la farmacia, y busqué un pack de 5 tests de tira, súper baratos que encontré en una farmacia online. Una vez que había hecho el pedido, ya se había ido, y volvió con el famoso Clearblue (¡y qué caro es, jopetas!), porque le habían dicho en la farmacia que era el de mayor sensibilidad que tenían. Bueno, pues ni esperé a la mañana siguiente ni nada. Esa tarde me lo hice  y en cuestión de segundos salió la palabra... EMBARAZADA.


Luego salió el tiempo estimado de gestación, 1-2 semanas. Estaba de poquísimo, pero claro yo estaba manchando. Así que me hice a la idea de que lo iba a perder. No me puse a dar saltos de alegría, más bien me inundó la angustia y la preocupación. Ahora que sabíamos que estaba embarazada, fuimos a urgencias para ver qué me pasaba, por qué sangraba y si podía ir de viaje al día siguiente o mejor quedarme en casa tranquilita (a todo esto a mis padres, con los que íbamos a viajar al día siguiente, les dije que estaba con gastroenteritis y que no sabía si viajaría).

Llegamos a urgencias, y tras explicarle lo que me pasaba a la doctora que me atendió, procedió a hacerme una ecografía, en la que por supuesto y como imaginé yo, no se veía nada, pero ni se observaba tampoco sangrado de ningún tipo... así que me mandó hacer una beta, y ver qué salía... Efectivamente salía que estaba embarazada. Ella me comentó que seguramente el sangrado que estaba teniendo durante 3 días, por la escasa cantidad y características del mismo, sería el sangrado de implantación. Me dijo que podía irme de viaje, pero que me repitiera la beta en 48 horas para comprobar  que los niveles hormonales en sangre aumentaban y que todo iba adelante (no soy médico ni experta en estos temas, por lo que aunque en su momento me dijo y recordaba el nombre de la hormona, ahora no tengo ya ni pajolera idea...).

Así que nos fuimos de viaje, yo con mis náuseas y mal cuerpo, y sin decirles nada a mis padres (ni a mis suegros ¡ni a nadie!). A mis padres les dije que en urgencias me habían dicho que la gastroenteritis sería un virus de 24 horas y que podía viajar, pero que vigilara la dieta y comiera poquito y sin forzarme (otra cosa no se me ocurrió decirles, me pareció que así no sospecharían de mi comportamiento, y no quería decirles la verdad hasta no hacerme la segunda beta y comprobar que todo iba adelante, para no crearles falsas ilusiones).

Cuando volvimos del viaje, volví a urgencias a que me repitieran el análisis y efectivamente habían aumentado los niveles de la hormona en sangre tal y como debía ser. Y ese mismo día se lo dijimos por teléfono a nuestros padres (aunque íbamos a vernos al día siguiente, no pudimos ya aguantar más).

La loca de los tests, jaja. El primer test, el de arriba, fue el primero que hice que estaba caducado, pero ya ahí salió positivo. Después me hice el famoso Clearblue, y después para ir viendo si iba aumentando el nivel de la hormona en los sucesivos días, usé estos tests de tira de gran sensibilidad que compré por internet, porque no quería que mi marido comprara en la farmacia el Clearblue (soy una baratera, ¡y no quería que se gastara tanto en un simple test!). Finalmente acabó comprándolo tras haber hecho yo el pedido por internet...  pero bueno, los acabé usando para ir viendo si iban marcándose más fuerte la línea del test (lo cual significa que ha aumentado el nivel de la hormona del embarazo).

Ya a esas alturas no sangraba más. Sólo había sangrado apenas durante 3 días, y efectivamente había sido el sangrado de implantación (entre todo esto mi peque se destetó solo en esos días; seguramente notó él desde el principio algo raro, porque cuando mamaba, paraba y ponía muecas que parecía indicar que el sabor de la leche había cambiado o algo así, y me decía "ya está"... parecía que ya no le gustaba; así que, en mi caso, la posibilidad de una lactancia en tándem no se dio, y el destete fue dentro de lo que cabe natural y marcado por el peque, a los 23 meses, aunque me hubiera gustado haber llegado a darle el pecho hasta los dos años como mínimo). En mi mente tenía pensado anunciarlo a los demás familiares y amigos en la semana 8, pero hasta la semana 10 he tenido ligeros sangrados intermitentes que nos han dado varios sustos y hemos visitado urgencias en más de una ocasión... Todo resultó ser por un pequeño pólipo que se formó a raíz de unos puntos mal dados de mi anterior parto. Así que hemos tenido el miedo en el cuerpo hasta hace bastante poco y de ahí que haya decidido anunciarlo públicamente ya en la semana 12.

Ecografía - Semana 8. Aquí´pudieron por fin confirmarme latido fetal y me aseguraron que de momento todo iba bien. Ahí estaba nuestra lentejita. Algo amorfa, pero yo lo veía lo más lindo del mundo. Amor de madre.


Lo que más me ha llamado la atención es lo diferente que está siendo este segundo embarazo del primero... En mi primer embarazo, no tuve sospechas de estar embarazada hasta una semana después de la falta, sí tuve manchado de implantación pero duró sólo un día, y los síntomas no empecé a tenerlos hasta la semana 6, y me acompañaron hasta la semana 13, siendo estos: náuseas, vómitos, ascos (sobre todo a la carne y al chocolate), gran sensibilidad a los olores, y cansancio/sueño extremo (me dormía por las esquinas y a cualquier hora). En cambio en este segundo embarazo, tuve sospechas casi una semana antes de la falta (es decir, desde la semana 3), precisamente porque empecé a tener claros síntomas de embarazo (que en mi caso jamás tengo durante el SPM ni durante la menstruación), y me han durado hasta la semana 12: náuseas (mucho más marcadas, a todas horas, con el estómago lleno o vacío, daba igual), ascos (rechazo a todo tipo de comida prácticamente, pero especialmente a los lácteos, carnes, comida frita o con grasa, dulces, chocolate, agua, zumos... lo único que podía comer sin vomitar eran mandarinas, tostadas integrales, ensaladas con bastante vinagre -y odio el vinagre), vómitos, gran sensibilidad a los olores (hasta el olor del jazmín me resultaba tan fuerte que me revolvía el estomágo y me daban ganas de vomitar), dolor de cabeza, dolor y gran sensibilidad en los pechos, aumento del tamaño del pecho, calambres y dolores en la zona del útero y ovarios, cansancio extremo e insomnio (lo cual era bastante frustrante, querer dormir, estar agotada, y no poder).




Ecografía - Semana 12


Ahora ya voy volviendo a sentirme normal, vuelvo a recuperar el apetito, la energía, y espero poder recuperar algo de peso... antes de estar embarazada pesaba 50kg, pero después de estas semanas, he bajado y peso 47,5kg, lo cual me parece bastante bajo, pero sé que ahora que vuelvo a comer bien y de todo, lo recuperaré pronto y la lentejita también contribuirá a sumar kilos en breve.


¿Cómo fueron vuestros embarazos? ¿A alguna le pasó algo similar?

Aprendiendo a Ser Mamá... X 2!!


Pues sí, ahora la tarea de aprender a ser mamá se va a duplicar... porque ¡¡¡nuestro peque pasará a ser hermano mayor y tendrá un hermanito o hermanita dentro de unos meses!!!




Me ha costado la misma vida guardar este secreto tanto tiempo... Quería gritarlo a los cuatro vientos desde el momento en el que supe que estaba embarazada. Pero me daba miedo a que no fuera bien, y tener que dar explicaciones después, siendo algo tan doloroso, incómodo, y privado... Sólo lo supieron desde el principio nuestros padres y unos amigos muy cercanos.

Estuve a punto de decirlo cuando nos confirmaron latido fetal a las 8 semanas, pero aún tenía miedo de que algo fuera mal y lo perdiera, por el alto porcentaje de abortos que suceden durante el primer trimestre... Os puede parecer una tontería, lo sé, pero yo preferí esperar. Ahí sólo pasé a comunicarlo por mi instagram privado a un círculo algo más amplio de amigos, pero sólo amigos con los que tenemos mucha confianza.

Ya el otro día (el 4 de noviembre) por la Seguridad Social tuve la primera ecografía de la semana 12 y todo parecía ir perfectamente, pero quise esperar a la ecografía del seguro privado (que tuve esta tarde) para tener la opinión y datos de un segundo profesional y ¡¡¡ya poder decir a todos que sí!!! ¡¡Voy a ser una BImamá!! ¡¡Nuestro peque tendrá un hermanito/a para mayo de 2016!!!


¡Aaaaahhh, no os podéis hacer a la idea de la ilusión que tenemos y de lo contentos que estamos! Y de la liberación que siento ahora al poder decirlo públicamente y de manera oficial. Es como si de repente el embarazo sí que fuera real... 

El peque aún anda algo confundido, le decimos que hay un nene o nena en la barriga de mamá, pero o se cree que él también tiene un nene en su barriga y lo va diciendo a todo el mundo, o se empeña en levantarme la ropa y mirar con detenimiento a ver si lo llega a ver de alguna forma (aunque dudo que lo consiga ver, si no es con visión rayos X). Le gusta ir a las ecos y ver la pantalla, señalando y diciendo "¡nene!" o "baby!" según le dé; esperemos que lo/la acepte así de bien cuando nazca...

Hoy en el privado nos dijeron ya si es niño o niña, pero nos aconsejaron que esperáramos a la semana 18-20 para que nos lo confirmaran; así que nosotros mientras estaremos calladitos esperando a esas semanas, para que nos lo confirmen sin lugar a dudas.

Ahora quizás entenderéis mi poca frecuencia con los posts desde septiembre... y es que sólo quería escribir este post y contar cómo me sentía, pero tenía que controlarme y esperar un poco... Ahora ya podré ir contandoos cómo nos enteramos, cómo ha sido este primer trimestre, y cómo va evolucionando la barriguita, porque ¡sí que es cierto que los segundos embarazos se notan antes! 

¡Estad atentos que vienen posts frecuentes a partir de ahora!

viernes, 6 de noviembre de 2015

Sello de Calidad: Hero Nanos Petit


Tenía en mente otro post, pero gracias a Madresfera tuvimos la oportunidad de participar en el Sello de Calidad de las bolsitas Hero Nanos Petit, y antes de que se me vayan pasando los días, me pongo a ello, que los recibimos la semana pasada. Bueno,  no los recibimos en casa... tuvimos que ir a Correos a recogerlos, lo cual es una incomodidad teniendo en cuenta que mi oficina más cercana de Correos abren sólo un par de horas por la mañana, y ha hecho un tiempo horrible... Ya podían haberlo enviado a domicilio, la verdad. Pero bueno, en este Sello de Calidad nos piden que evaluemos varios puntos, como aroma, textura, etc. y en eso nos centraremos.




Para quien no los conozca, los Hero Nanos Petit son unas bolsitas de ¿yogur? de fruta y queso, muy prácticas para llevar de merienda o aperitivo a cualquier sitio, porque no necesitan frío, y el propio peque puede comérselas solito, si no es muy bruto apretando las bolsas (mi churumbel hasta hace un par de meses era imposible dejarle comer solo de este tipo de yogures en bolsita, porque las estrujaba de manera que salía todo el contenido y acababa derramándoselo y manchando todo lo que estuviera a menos de 2 metros de distancia de él; ahora parece más precavido con 25 meses... pero no lo quiero decir muy alto).


Nos enviaron para evaluar un total de 6 bolsitas, de dos sabores: 3 bolsitas de fresa y queso, y otras 3 de multifruta y queso. En cuanto el peque las vio, se avalanzó hacia ellas, y pocas fotos me dejó hacer... Así que nos conformaremos con estas que saqué corriendo, mientras le quitaba las bolsitas de la mano y le pedía que se esperara un segundo.


Ahí se observa la imagen borrosa y poseída de mi churumbel en pleno ataque de nervios porque los quería todos para él ya y no entendía por qué mamá tenía que hacer fotos a las bolsitas...


Después de (no) esperar pacientemente,  le di a elegir cuál quería probar primero... lo cual acabó siendo un berrinche tremendo (mis queridos -terribles- dos años...), porque quería dos a la vez. Finalmente se decantó por la multifruta, para empezar. Y al día siguiente ya probó la de fresa y queso.




Aquí os paso nuestra evaluación:

1. Sabores: al peque le gustó más el sabor de fresa y queso. El de multifrutas no le hizo mucha gracia. Se lo comió porque lo entretenía el chupar y estrujar la bolsita, pero ponía cara rara a veces cuando se detenía a saborearla realmente. Las bolsitas de fresa sí que le gustaron y se las comía bastante contento. Aunque he de decir que en general, me parece que no han sido las bolsitas de yogur que más le han gustado. Nota: 3.

2. Textura: la textura era la misma tanto en las bolsitas de fresa y queso, y las de multifrua y queso, cremosa pero con algo más de consistencia que bolsitas de otras marcas que son más líquidos y han hecho que se ensucie el peque en otras ocasiones con más facilidad; esta consistencia se ha agradecido porque ha impedido que el peque se ensuciara o derramara en algún despiste el contenido. A él la textura desde luego no le ha desagradado, y mi peque es muy delicado con las texturas de los alimentos. Nota: 4.

3. Aroma: personalmente los aromas de las dos bolsitas me han echado para atrás desde el principio. El peque no debe ser tan delicado como la madre, porque no le dio asco alguno el olor. Es un olor algo indefinido, que te hace cuestionar qué es lo que estás a punto de comer y qué ingredientes llevará. Nota: 1.

4. Variedades que triunfan: ¿Cual ha sido tu variedad preferida? ¿Te gustaría que se ampliara la gama con un sabor determinado? Al peque le gustó claramente más el de fresa. Creo que han hecho de muy poquita variedad. Estaría bien que hicieran también de plátano, que suele ser un sabor que gusta a la mayoría de niños. O de piña, o sólo de melocotón (para que se aprecie realmente el sabor de la fruta, porque en la variedad multifrutas hay tal mezcla de sabores, que no se llega a distinguir bien un sabor determinado). Nota: 2.

5. Composición del producto: Me gusta que tenga un 70% de puré de frutas y un 25% de queso fresco, dejando sólo un 5% restante a ingredientes como el almidón de maíz, concentrado de zanahoria morada y grosella negra o el azúcar, citrato cálcico y aroma natural. Me parece una proporción sana y bastante equilibrada para ser un producto alimenticio infantil procesado. Aunque quizás habría que ver detenidamente la cantidad de azúcar que lleva... Nota: 4.




En resumen, una vez probadas y comidas todas las bolsitas, mi peque le da un aprobado a las bolsitas Hero Nanos Petit, aunque prefiere otras de otras marcas, por los sabores y variedad que ofrecen. Como mamá, me quedo tranquila sabiendo que los ingredientes son adecuados y sanos para un alimento infantil, y es una buena opción a tener en cuenta cuando se viaja o se va de excursión.

¿Vosotros las habéis probado? ¿Le gustan a vuestros peques? ¿Qué os parecen los ingredientes y composición con los que están hechos?