martes, 19 de mayo de 2015

Nuestros trucos para dormir al peque


La cuestión del sueño (o falta del mismo) de los bebés es algo que trae de cabeza a muchos (o la mayoría de) padres. Es cierto que es totalmente normal que el sueño del bebé sea por períodos cortos, es lo natural. Y hay que aceptarlo. Poco a poco el bebé va madurando y él solito irá adoptando unos ciclos de sueño más similares a los de los adultos, y poco se puede hacer al respecto. Soy de la opinión (aunque respeto todas las opiniones sobre el tema) que no se puede enseñar a dormir a un bebé, porque al igual que el respirar, no es algo que se "aprenda". El bebé sabe dormir. Claro que sabe. Pero siguiendo sus ritmos y necesidades... que quizás no coincidan con los nuestros, los de los adultos. Y eso es lo que tanto fastidia a la sociedad occidental.

Pero bueno, que me enrollo y al final no cuento lo que quería contar hoy. Nosotros hemos respetado al peque y sus ciclos de sueño y no lo hemos forzado a nada, ni lo hemos dejado llorar para que "aprenda" a dormirse solo. Pero en algunas temporadas sí es cierto que al peque le costaba más coger el sueño, estaba más intranquilo, o bien tendía a despertarse más por las noches (debido a pequeñas crisis de desarrollo mental, llamadas "Semanas Mágicas", de las cuales ya hablé de ello aquí), tenía pesadillas o pedía más pecho. Todo ello normal en un niño pequeño. Pero al ser nosotros sus padres, buscamos mil formas de ayudarlo a conciliar el sueño y que pudiera descansar lo mejor posible (porque si no, no se aguanta ni a sí mismo al día siguiente). Algunas funcionaron, otras no. No seguimos el método Estivill en ningún momento. Si se despertaba por la noche llorando una, dos o 10 veces, ahí acudíamos y lo cogíamos, le ofrecíamos el pecho y lo tranquilizábamos, por supuesto. Pero aquí están nuestros trucos para dormir a un niño muy inquieto y nervioso, que nunca fue muy devoto a irse a dormir (me salió fiestero, qué se le va a hacer)... Por si le puede servir a alguna mami o a algún papi que anden desesperados en estas largas noches:

  • En los primeros meses, y teniendo en cuenta que nuestro peque siempre siempre siempre ha sido de sueño MUY pero que muy ligero (y lo sigue siendo), no nos quedó otra que recurrir al ruido blanco para camuflar los demás ruidos de vecinos y del barrio que por la noche no lo dejaban dormir. Al principio usamos la ovejita de Cloud B, pero el problema estaba en que se detenía el sonido muy bruscamente y ese cambio lo acababa despertando. Finalmente pusimos un tablet con la aplicación White Noise Baby (gratuita en Play Store para Android), con sonido de las olas del mar, y para las siestas al cabo de un ratito, íbamos bajando el volumen hasta quitarle el ruido. Hoy en día seguimos usándolo, porque como ya he dicho tiene un sueño muy ligero, pero el volumen al que lo dejamos puesto es bastante bajito y es sobre todo para ayudarlo a conciliar el sueño. Lo relaja muchísimo.

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  • Otra cosa que nos ayudó y mucho fue envolverlo con una muselina, para evitar que el reflejo de moro lo despertara. Antes de descubrir este uso de las muselinas, nuestro peque se despertaba cada dos por tres (a veces cada 10-15 minutos aprox.) por culpa de ese reflejo de sobresalto, que no sólo le daba cuando lo íbamos a acostar en la cuna y sentía que se caía, sino por cualquier otro motivo que se escapaba a nuestra comprensión. Es algo muy típico en recién nacidos y bebés. Así que aprendimos a cómo envolver al peque en una muselina y fue remedio santo. Automáticamente se quedaba relajado y contento, se dormía enseguida en brazos, soltarlo en la cuna era pan comido y aguantaba dormido más tiempo. Nuestras muselinas favoritas siempre han sido las de Aden Anais.

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  • Hubo una temporada que el peque se negaba a dormir siesta durante todo el día, ni poniéndolo al pecho se dormía. ¿La solución? Portearlo en la mochila ergonómica, sacarlo de paseo en el carrito (esto se convirtió en rutina en la primavera pasada por las tardes) o aprovechar y salir en coche a hacer algún recado a algún sitio que nos pillara algo más lejos. Se dormía a los 5 minutos.

  • Dormir abrigadito o con la habitación a más de 25º. Mi hijo si no duerme sudando no duerme a gusto. Sí, está demostrado que dormir muy abrigado puede aumentar el riesgo de muerte súbita. Así que tampoco hay que pasarse, al menos en los 12 primeros meses de vida, que es cuando existe ese riesgo. Pero está claro que mi peque cuando mejor duerme es cuando duerme sobreabrigado o en las noches de más calor del verano. Se despierta por la mañana con la cabeza empapada en sudor, eso sí, pero la mar de feliz después de 12 horas seguidas de descanso. Así que en lugar de dejarlo dormir en pañal que es lo que apetece en pleno agosto, le dejamos puesto un pijamita finito, y él duerme tan plácidamente.

  • Hablando de dormir abrigado, la muselina no sólo ayudó a que durmiera mejor sin los despertares ocasionados por el reflejo de moro y otros movimientos reflejos típicos de bebés que aún no controlan mucho sus movimientos, sino que lo mantenía tapadito y con una temperatura constante. Antes de su descubrimiento, taparlo con una sábana o una manta era inútil, porque desde recién nacido no paraba de moverse ni dormido y acababa totalmente destapado y pasando frío, lo que hacía que también se despertara. Con la muselina se solucionó el problema. No obstante, llegó un momento, sobre los 6-8 meses, en el que la muselina ya dejó de servirle porque el bichito ya sabía darse la vuelta, y moverse libremente así como liberarse de la tela, por lo que ya no duraba tapado ni un minuto. ¿Cuál fue la solución? Los sacos de dormir (mis favoritos son los que tienen mangas con cremallera extraíbles, y los que crecen con el bebé, y duran más de una temporada, con botones que permiten recoger el largo cuando son más pequeños). Para el verano no fueron necesarios, pero durante el resto del año, lo mantienen bien abrigado y le permiten moverse libremente por la cuna, sentarse, girarse, ponerse de pie, etc.
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  • Mi bichillo buscaba y sigue buscando cualquier oportunidad para desvelarse y no dormir, por lo que un truco que seguimos a rajatabla es llegada la hora de dormir, apagar las luces y estar a oscuras. En el caso de tomar el pecho o cambios de pañal cuando era más pequeño y no dormía del tirón, usábamos una lamparita que encontramos en carrefour, con un mando a distancia, que puedes regular la intensidad de la luz y la encendíamos con la intensidad más suave, y en un color oscuro, para que se desvelara lo menos posible. Tampoco nos poníamos con el móvil ni con la televisión, ni hacíamos ruidos, y así retomaba el sueño más fácilmente.

  • Ritual y rutina para la hora de dormir. Esto al menos al principio fue clave para ayudar al bebé a empezar a distinguir que por la noche se dormía y durante el día no (o no tanto), y que se iba aproximando la hora de irse a la cama. En nuestro caso, el ritual consistía en jugar y evitar siestas tardías (como mínimo dejar pasar 3 horas desde la última siesta antes de la hora de dormir), ir apagando luces y reduciendo estímulos progresivamente (apagar televisión, música, juguetes...), darle un baño tibio con el champú y gel de baño de lavanda Dulces Sueños de Johnson's Baby, ponerle pijama y darle un masaje, envolverlo en su muselina, apagar luces, cantarle una nana meciéndolo y ponerlo al pecho. Caía fulminado. Siempre intentábamos también empezar el ritual a la misma hora y acostarlo aproximandamente a una hora similar. La constancia fue clave para nosotros.

  • Si veíamos que estaba dando muestras de sueño, le adelantábamos la hora de dormir un poco. Preferíamos eso a dejar pasar el tiempo hasta su hora estricta de ir a la cama, y que para entonces el cansancio y falta de sueño hubieran convertido a mi hijo en un demonio de Tasmania y estuviera sobreexcitado y revolucionado, haciendo imposible dormirlo.

  • Una cosa que también ayudó a que durmiera mejor fue cambiarlo de habitación. Hasta los 7-8 meses aproximadamente estuvo durmiendo en nuestro cuarto, pero decidimos probar suerte y pasarlo a su dormitorio, con la esperanza de que al estar su cuarto en un lugar menos ruidoso de la casa, y no compartir habitación con nosotros (no podíamos ni movernos en la cama o roncar, y mucho menos toser, porque, como ya he dicho, tiene un sueño muy ligero y se despertaba), durmiera mejor. ¡Y así fue! Aún siguió despertándose algunas veces, pero no tantas. Los tramos entre despertar y despertar se espaciaron y duraba dormido más tiempo. El primer tramo de la noche empezó a hacerlo de unas 5 horas, y luego en tramos de 2-3 horas; había noches que sólo se despertaba una vez o ninguna. ¡Para nosotros eso era un milagro! Y no fue casualidad. De hecho cuando en vacaciones teníamos que dormir juntos en la misma habitación de hotel, volvía a despertarse al más mínimo movimiento que hacíamos y estábamos muertos de sueño al día siguiente los tres. Otras veces tuve que dormir con el peque en su cuarto (tenemos allí un sofá-cama) si mi marido estaba enfermo y no quería pegarnos el virus, y volvía a despertarse cada dos por tres. Así que quedó demostrado que mudarlo a su habitación fue una decisión que ayudó a que durmiéramos mejor los tres.

  • Nuestro bichito empezó a aprender a dormirse solo de forma progresiva... Primero fue con los despertares nocturnos. Un día empezó a despertarse pero sin llorar (yo como madre obsesionada con el oído pendiente, encendía la pantalla del intercomunicador y confirmaba mis sospechas de que se había despertado), pero para mi sorpresa, se dio media vuelta, se acomodó, y al ratito volvió a quedarse dormido. No lloró, no nos reclamó ni pecho ni compañía ni ayuda. Eso fue así de repente, y sólo durante los despertares nocturnos. Para acostarlo en la cuna después del baño sí era necesario dormirlo. Hasta que un día lo acosté cansada de estar más de una hora con él en brazos mientras él repetidamente intentaba usarme de colchón y tumbárseme encima boca abajo, algo que era ya imposible con el tamaño que tenía... Lo acosté, y él incluso parecía agradecido, suspiró con alivio, cogió su postura, yo me fui sin creérmelo a vigilarlo desde mi dormitorio con el intercomunicador, y vi que ni lloró (como en otras ocasiones sí hacía si lo soltaba un segundo en la cuna), y sólo tardó 5 minutos en dormirse solo. Eso sí, entre sus manías, tiene que ser en la más completa oscuridad. (En las siestas ya es otra historia, y sigue necesitando mis brazos para dormirse...)

Pues estos son nuestros truquillos que han tenido éxito con el peque y nos han ayudado a sobrellevar mejor esto de la paternidad con pocas horas de sueño. Cada niño es un mundo, y lo que le funcionan a unos, a otros no... Incluso lo que funciona una temporada con un niño, al mes puede ser que deje de funcionar... Pero bueno, dejo aquí mi experiencia con el sueño de nuestro cachorro por si le puede servir de ayuda a alguien.

¡Ánimo que todo pasa, y con el tiempo (aunque cueste creerlo) los niños empiezan a dormir más horas seguidas, y nos empiezan a dar un respiro! Sólo hay que tener paciencia y aprovechar cualquier ratito que nos dejen para dormir y recargar pilas.

3 comentarios:

  1. Madre mía... si parece que estés hablando de mi hijo!! Es exactamente igual!! Si me despierto yo antes que él, me da hasta miedo ir al baño porque tengo que pasar por delante de su puerta!! Nunca se quiere dormir, aguantaría horas despierto, y el sueño es muuuy ligero también! Qué pena no haberte leído hace meses, ahora ya vamos controlando muy bien, también se va despertando sin llorar... es que es igual que el tuyo!! Exceptuando que no ha empezado a dormir bien al cumplir 11 meses... que ya podría!!

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    1. jajajaja ay tendría que haberlo escrito hace mucho tiempo! Pues el mío empezó a dormir del tirón entre los 11-12 meses, así que si el tuyo es igual que el mío, estará a puntito de empezar a dormir como un niño mayor!! :) Paciencia, que ya mismo dormirá toda la noche seguida!

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  2. lo de la muselina me recuerda al origami ;)

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