jueves, 28 de mayo de 2015

Cambios tras ser madre: las amistades


Cuando dije que me casaba y empecé con los preparativos de la boda, fue un momento en la vida en el que me di cuenta de quién era realmente mi amigo y quién no. No sé por qué, ni sé si a alguien más le habrá pasado igual. Pero en mi caso, fue así. Invité a todos los que yo consideré amigos íntimos y cercanos, y muchos me dejaron claro qué tipo de personas eran o si merecían la pena realmente ser mis amigos. No soy de esas chicas que se ponen histéricas con la boda ni que se vuelve inaguantable. Me lo tomé todo con calma, y pasaba bastante de casi todo. Me daba igual el color del mantel, me daba igual si había o no fotógrafo. Yo sólo quería casarme con el que chico del que estaba enamorada y compartir ese momento con mis más allegados. Punto. El pasarlo bien o mal no dependía para mí del vestido, ni del peinado, de tener o no la regla, o de otros detalles relativos al mundo de las bodas. Yo con estar rodeada de mis seres queridos, era feliz. Y así es como me di cuenta de que algunas personas no eran tan buenas amigas como yo pensaba. Con excusas o comentarios hirientes, por ejemplo.

Lo acepté con el tiempo y pasé página. Luego pensé que quizás esa ruptura con esas viejas amistades fue debido a diferencias en cuanto a prioridades, estilos de vida o madurez. Ni me creo mejor ni peor que ellos. Cada uno es libre de vivir su vida como mejor le plazca. Simplemente lo consideré que quizás se autodistanciaron en ese momento de mi vida por diferencias irreconciliables.

Luego ya seguí con el resto de mis amistades e hice otras con las que teníamos cosas más en común. Solíamos ser ya todo parejas, la mayoría ya casados, otros con planes de boda en mente. Todos emancipados.

Luego me quedé embarazada y compartimos la noticia con todos nuestros amigos. Éramos los primeros en nuestro grupo de amigos en ser padres. Todos compartieron su alegría e ilusión con nosotros, y quisieron vivir nuestro embarazo de cerca, celebrando una baby shower o quedando cada pocas semanas. Pero poco a poco, empezó a repetirse la misma historia que en la boda. Algunos intencionadamente empezaron a distanciarse, y dejaron de querer quedar con nosotros o bien quedaban pero muy de vez en cuando. Empecé a también a oír comentarios hirientes o poco afortunados. Y luego me convertí en madre, y esos que habían empezado a distanciarse, desaparecieron por completo. Algunos tardaron más en desaparecer, pero acabaron esfumándose igualmente.

Entiendo que es posible que no les gusten los niños. Entiendo que ellos no quieran tener niños. Entiendo que no compartan las mismas prioridades que nosotros. Y lo he respetado siempre. Pero parece ser que hay quien no lo ve así, y en cuanto pasamos a la categoría de padres, incluso nos miraban con desdén y casi desprecio. El hecho de que decidiera yo dejar mi carrera profesional para dedicarme a mi labor como madre cuidando de mi hijo las 24 horas del día tampoco ha ayudado y sólo ha recibido comentarios despectivos y críticas o burlas. Palabras de personas que consideraba amigas. Si no tuviera la edad que tengo, y fuera la primera vez que me pasa, me habría dolido muchísimo. Pero la experiencia es un grado y he decidido aceptar la nueva situación.

Aceptar que uno de los cambios que viene con ser madre está en las amistades. Algunas amistades las mantendrás, pero otras desaparecerán. El hecho de ser los primeros en convertirnos en papis del grupo de amigos nos hizo un flaco favor, creo yo. La mayoría se consideran aún muy jóvenes para adentrarse en esto de la paternidad. Otros dicen que no les gustan los niños, otros que no quieren arruinar su vida con un crío. Que dejara mi negocio y sacrificara mi carrera profesional (una decisión que tomé conjuntamente con mi marido) sólo ha hecho que reciba miradas de desdén, críticas, y que me lluevan comentarios del tipo "claro, como tú te lo puedes permitir", "como lo tienes tan fácil siendo una mantenida..." (sin saber lo duro que es vivir con un sueldo mileurista, e intentar ahorrar por todos los lados, conseguir descuentos, hacer todo una misma en casa, para evitar gastos y más gastos...), "eso de ser ama de casa y tener hijos como tú, no va conmigo..." o simplemente una falta de respeto y burlas constantes hacia mi persona, por el mero hecho de haberme convertido en madre y haber renunciado a mi vida profesional. Parece ser que hubiera pasado a ser una ciudadana de segunda categoría, y no entiendo el motivo. Bueno sí, un poco creo saber a qué se debe... Tener un círculo de amigos todos jóvenes, que no llegan a los 30 años, todos de una carrera que requiere ser muy ambicioso profesionalmente, muy exigente, el mejor de los mejores, para ellos ser madre está casi que mal visto. Tener un bebé es una distracción, algo humillante, poco profesional. ¿Cambiar pañales, y cantar nanas, en lugar de empollar todo lo habido y por haber para ser embajador, diplomático o para poder ser intérprete en la ONU, después de todo lo que hemos estudiado y trabajado duro? Es algo denigrante. Es como caer muy bajo. Y así me lo han hecho ver muy claramente esas personas. Tan claramente que no quieren ni verse conmigo, no vaya a ser que el instinto maternal se contagie, les aflore, vayan a poner en riesgo su carrera y las lleve a la ruina. Por favor, ser madre es algo casi vergonzoso, y hay que huir de ello. (Y luego hay otros, minoría, que simplemente ven eso de ser madre como algo no guay, y prefieren cambiar de amigos, por otros que sean más chachis que sigan yendo a discotecas y haciendo desmadres como si fueran eternos adolescentes. A esto simplemente prefiero callarme y no dar mi opinión... Cada uno que haga lo que quiera con su vida.)

¡Sí, de bodies y cambios de pañal y de calcular la temperatura del agua con el codo tengo muchísimos Másters! (Gracias a 39 semanas por la ilustración)


De esto también tengo yo un Máster, que más quisieran algunos embajadores tener tanto conocimiento sobre un tema tan poco popular... las heces de los bebés. Yo a la última imagen, en lugar de cantos rodados, los llamo caca de cabra. ¿Vosotros también apodáis la caca? -Imagen de 39 semanas


Imagen de 39 semanas

A lo que hemos llegado hoy en día en una sociedad, en la que se hace ver la maternidad a muchos de esa forma... Pero bueno. Por suerte seguimos manteniendo algunos muy buenos amigos (aunque cada vez son menos) que quieren a nuestro retoño como si fuera su sobrino, y que siguen ahí pase lo que pase. También hemos ido conociendo a otros padres (algunos de manera virtual, vecinos, padres de compañeros de natación, etc.) que esperamos que poco a poco se vayan convirtiendo en amigos de verdad. También cuento con un grupo de amigas mamis de Whatsapp que son un gran apoyo incondicional, aunque sea en la distancia. Pero el perder amistades a raíz de ser madre, es algo que no vi venir, me pilló un poco por sorpresa, y no es algo que las habladurías populares adviertan cuando estás embarazada. Sí, sabía que mi cuerpo cambiaría y difícilmente sería el mismo. Sí, sabía que mi vida cambiaría radicalmente. Que dejaría de distinguir la noche del día. Que andaría zombie y muerta de sueño durante meses. Sabía todos los cambios físicos y psicológicos que traerían consigo la maternidad. Pero desconocía que la maternidad también provocaba cambios en tu círculo de amistades.

¿A alguna de vosotr@s os ha pasado algo así?




**Siento el tostón de post que he escrito, pero iba necesitando escribirlo desde hace tiempo a modo de desahogo, que para eso también están los blogs... como terapia, ¿no?**

sábado, 23 de mayo de 2015

Mis productos favoritos e indispensables para el bebé (parte 2)


Hace ya un tiempo, escribí un post sobre nuestros productos favoritos para el bebé, pero para no hacer un post demasiado largo y aburrido, decidí centrarme en los más básicos y dejar para otro día la segunda parte.

Pero hoy estáis de suerte porque mi falta de inspiración (¿a alguna otra bloguera que le pase cada cierto tiempo un bloqueo mental y que se quede paralizada sin saber de qué hablar escribir?) ha hecho que me decida por hablaros hoy de otros productos favoritos, que quizás no son los típicos artículos de puericultura en los que sueles pensar, pero que nos han resultado un apaño tremendo y muy prácticos.



Arnidol (Árnica y Harpagofito)

En el momento en el que el peque empezó a moverse de un lado a otro, se convirtió en nuestro más fiel aliado. Mi hijo es una cabra loca que corre de un lado a otro mirando hacia atrás, o salta desde el sofá contra la mesa, o hace mil bestialidades que acaban en fatalidad: chichones, moratones, heridas... Y muuuchas lágrimas (aunque creo que se está volviendo un tipo duro, porque ya a veces ni llora... me pide un beso y se va a jugar, siguiendo por donde lo dejó todo). Pero es ponerle el bendito Arnidol, y se calma rápidamente, y evita que salga un chichón muy exagerado o moratón. Existen otras marcas y formatos, nuestro preferido es el Acofar en formato barra (gel stick), es muy fácil de aplicar y en verano no se derrite (la marca Arnidol siempre se vuelve muy blanda la barra y acaba siendo algo asquerosete aplicarla). Siempre llevo una barrita en el bolso.



Protector para las barras de la cuna

Nuestra cuna venía con un protector de silicona extraíble para colocar en la barra lateral de la cuna, para proteger la madera de los mordiscos del bebé cuando le estuvieran saliendo los dientes. Me pareció una muy buena idea que viniera con esos protectores para los dos laterales de la cuna, porque posteriormente pude comprobar que cuando le empezaron a salir los dientes, estaba loco por morderlo todo, y la cuna no iba a ser menos. Pero señores fabricantes de cuna, ¿qué pasa con las otras zonas de la cuna, la cabecera y los pies, que están sin protector? Pues efectivamente mi peque empezó como un ratoncillo a roer la madera en un descuido nuestro. No fue gran cosa, pero ahí quedaron las marcas de sus dientes. Se me ocurrió dejar echadas sobre la cabecera y los pies una manta en cada lugar, para que si iba a morder, mordiera sobre la tela. Pero el invento duró poco, porque mi peque quitaba la mantaba y volvía a la madera. Entonces, busqué por internet y encontré en Etsy protectores de tela para atar alrededor de la cuna. Eran caros, porque sólo los encontré en EE.UU. Pero merecieron la pena. Obviamente si yo supiera de costura, podría haberlos hecho yo misma, pero como no tengo ni idea de coser, lo dejé en manos de la tienda Etsy e hice el pedido.




Baberos - Kushies

Hemos probado infinidad de baberos de todos los tipos habidos y por haber... Con clip, con velcro, con lazo, con mangas, sin mangas, de plástico, de tela, de tela plastificada, con o sin bolsillo, desechables... Vamos que nos hemos hecho casi unos expertos en baberos, después de equivocarnos, una y otra vez. Al principio usé únicamente de tela, pero mi peque regurgitaba tanto que los de tela acababan traspasando la humedad a su ropa. Desde antes de introducir la alimientación complementaria, nuestro peque usaba, mientras tomaba pecho, unos baberos de tela, plastificados por la cara trasera, lo cual hacía que si regurgitaba o derramaba leche no se empapara la ropa, y pudiera aguantar el babero puesto toda la toma. Luego durante el resto del día, el pequeñajo se lo pasaba con baberos de tela en el cuello y gasas y baberos donde tuviera apoyada la cabeza. ¡Un glamour que desprendía el pobre...! Luego con la alimentación complementaria pensé que me servirían los mismos baberos, pero pronto me di cuenta de que no era así. Así que empecé a buscar baberos de plástico con mangas y bolsillos. Compré algunos en Carrefour y otros en Vertbaudet o en TucTuc. Todos, absolutamente todos, acabaron siendo un fracaso. El plástico era muy rígido, el velcro al poco tiempo dejaba de pegar, y se veía al pobre peque muy incómodo con esos baberos. Luego descubrí los de IKEA, pero tenían el inconveniente que para lograr que repelan los líquidos debes plancharlos y enseguida calan. Y finalmente encontré EL babero, el único que no cala, el velcro sigue como nuevo después de más de un año de lavados, no hay que plancharlo, se limpia fácilmente, y es cómodo para el peque, porque no es plástico rígido: son los baberos Kushies. No los conocía antes porque no los vi en ninguna tienda física, los vi de casualidad en Bebitus.com y me animé y compré uno para probarlo y ¡nos encantó! Tengo claro que cuando tengamos un segundo renacuajo, renovaré los baberos y sólo compraré de esta marca para cuando toque alimentación complementaria. 



Saco para la silla de paseo

Antes de ser madre, cuando estaba embarazada, pensaba que eso de comprar sacos para la silla de paseo era algo innecesario y una forma de tirar el dinero. Yo jamás caería en eso. Con un buen abriguito y una manta echada sobre las piernas iría más que tapadito y no cogería frío. 
¡Ay, cuánto me equivocaba...! Ya me lo recomendaron cuando compré el carrito, y me salía muy barato si al comprar el trío aprovechaba y pedía también un saco a juego, de la misma marca. Y caí. Lo compré. Durante todo mi embarazo estuve machacándome por haber caído y comprado esa estupidez. Pensaba que me había dejado engañar. Pero luego vino este bichito que no paraba quieto ni cuando era un recién nacido y dormía en su capazo. Cada minuto tenía que parar y acomodarle la mantita o sábana (nuestro bichillo nació en otoño...) porque no sabía estarse quieto y dejar las piernas tranquilas. Aguantó poco en el capazo. No le gustaba ir tumbado. Él quería ir sentado, o en brazos, y cotillearlo todo, así que las pocas veces que salía de paseo en el carrito, lo poníamos en el grupo 0+ (aunque no es muy recomendable, pero dado que no era todos los días, y sólo un ratito pequeño, lo llevábamos en el grupo 0+). Entonces me di cuenta de que el saquito de la silla de paseo se podía ajustar y colocar en el grupo 0, probé y ¡qué maravilla! Fue un gran cambio y un descanso para mí que siempre tenía que estar recogiendo la manta, acomodándosela, y preocupándome de que no cogiera frío (por aquel entonces ya era pleno invierno). Cuando ya se mantenía sentado lo pasamos a la silla de paseo e igualmente el saco cumplió su función y no me tuve que preocupar más de mantas ni de que se destapara o cogiera frío. ¡Qué gran invento!



Igualmente tengo más productos que nos han hecho la vida más fácil, pero este post ya se va alargando, así que lo dejaremos para una tercera parte.

¿Qué productos de puericultura son vuestros favoritos indispensables para vosotr@s?


martes, 19 de mayo de 2015

Nuestros trucos para dormir al peque


La cuestión del sueño (o falta del mismo) de los bebés es algo que trae de cabeza a muchos (o la mayoría de) padres. Es cierto que es totalmente normal que el sueño del bebé sea por períodos cortos, es lo natural. Y hay que aceptarlo. Poco a poco el bebé va madurando y él solito irá adoptando unos ciclos de sueño más similares a los de los adultos, y poco se puede hacer al respecto. Soy de la opinión (aunque respeto todas las opiniones sobre el tema) que no se puede enseñar a dormir a un bebé, porque al igual que el respirar, no es algo que se "aprenda". El bebé sabe dormir. Claro que sabe. Pero siguiendo sus ritmos y necesidades... que quizás no coincidan con los nuestros, los de los adultos. Y eso es lo que tanto fastidia a la sociedad occidental.

Pero bueno, que me enrollo y al final no cuento lo que quería contar hoy. Nosotros hemos respetado al peque y sus ciclos de sueño y no lo hemos forzado a nada, ni lo hemos dejado llorar para que "aprenda" a dormirse solo. Pero en algunas temporadas sí es cierto que al peque le costaba más coger el sueño, estaba más intranquilo, o bien tendía a despertarse más por las noches (debido a pequeñas crisis de desarrollo mental, llamadas "Semanas Mágicas", de las cuales ya hablé de ello aquí), tenía pesadillas o pedía más pecho. Todo ello normal en un niño pequeño. Pero al ser nosotros sus padres, buscamos mil formas de ayudarlo a conciliar el sueño y que pudiera descansar lo mejor posible (porque si no, no se aguanta ni a sí mismo al día siguiente). Algunas funcionaron, otras no. No seguimos el método Estivill en ningún momento. Si se despertaba por la noche llorando una, dos o 10 veces, ahí acudíamos y lo cogíamos, le ofrecíamos el pecho y lo tranquilizábamos, por supuesto. Pero aquí están nuestros trucos para dormir a un niño muy inquieto y nervioso, que nunca fue muy devoto a irse a dormir (me salió fiestero, qué se le va a hacer)... Por si le puede servir a alguna mami o a algún papi que anden desesperados en estas largas noches:

  • En los primeros meses, y teniendo en cuenta que nuestro peque siempre siempre siempre ha sido de sueño MUY pero que muy ligero (y lo sigue siendo), no nos quedó otra que recurrir al ruido blanco para camuflar los demás ruidos de vecinos y del barrio que por la noche no lo dejaban dormir. Al principio usamos la ovejita de Cloud B, pero el problema estaba en que se detenía el sonido muy bruscamente y ese cambio lo acababa despertando. Finalmente pusimos un tablet con la aplicación White Noise Baby (gratuita en Play Store para Android), con sonido de las olas del mar, y para las siestas al cabo de un ratito, íbamos bajando el volumen hasta quitarle el ruido. Hoy en día seguimos usándolo, porque como ya he dicho tiene un sueño muy ligero, pero el volumen al que lo dejamos puesto es bastante bajito y es sobre todo para ayudarlo a conciliar el sueño. Lo relaja muchísimo.

Fuente


  • Otra cosa que nos ayudó y mucho fue envolverlo con una muselina, para evitar que el reflejo de moro lo despertara. Antes de descubrir este uso de las muselinas, nuestro peque se despertaba cada dos por tres (a veces cada 10-15 minutos aprox.) por culpa de ese reflejo de sobresalto, que no sólo le daba cuando lo íbamos a acostar en la cuna y sentía que se caía, sino por cualquier otro motivo que se escapaba a nuestra comprensión. Es algo muy típico en recién nacidos y bebés. Así que aprendimos a cómo envolver al peque en una muselina y fue remedio santo. Automáticamente se quedaba relajado y contento, se dormía enseguida en brazos, soltarlo en la cuna era pan comido y aguantaba dormido más tiempo. Nuestras muselinas favoritas siempre han sido las de Aden Anais.

Fuente

  • Hubo una temporada que el peque se negaba a dormir siesta durante todo el día, ni poniéndolo al pecho se dormía. ¿La solución? Portearlo en la mochila ergonómica, sacarlo de paseo en el carrito (esto se convirtió en rutina en la primavera pasada por las tardes) o aprovechar y salir en coche a hacer algún recado a algún sitio que nos pillara algo más lejos. Se dormía a los 5 minutos.

  • Dormir abrigadito o con la habitación a más de 25º. Mi hijo si no duerme sudando no duerme a gusto. Sí, está demostrado que dormir muy abrigado puede aumentar el riesgo de muerte súbita. Así que tampoco hay que pasarse, al menos en los 12 primeros meses de vida, que es cuando existe ese riesgo. Pero está claro que mi peque cuando mejor duerme es cuando duerme sobreabrigado o en las noches de más calor del verano. Se despierta por la mañana con la cabeza empapada en sudor, eso sí, pero la mar de feliz después de 12 horas seguidas de descanso. Así que en lugar de dejarlo dormir en pañal que es lo que apetece en pleno agosto, le dejamos puesto un pijamita finito, y él duerme tan plácidamente.

  • Hablando de dormir abrigado, la muselina no sólo ayudó a que durmiera mejor sin los despertares ocasionados por el reflejo de moro y otros movimientos reflejos típicos de bebés que aún no controlan mucho sus movimientos, sino que lo mantenía tapadito y con una temperatura constante. Antes de su descubrimiento, taparlo con una sábana o una manta era inútil, porque desde recién nacido no paraba de moverse ni dormido y acababa totalmente destapado y pasando frío, lo que hacía que también se despertara. Con la muselina se solucionó el problema. No obstante, llegó un momento, sobre los 6-8 meses, en el que la muselina ya dejó de servirle porque el bichito ya sabía darse la vuelta, y moverse libremente así como liberarse de la tela, por lo que ya no duraba tapado ni un minuto. ¿Cuál fue la solución? Los sacos de dormir (mis favoritos son los que tienen mangas con cremallera extraíbles, y los que crecen con el bebé, y duran más de una temporada, con botones que permiten recoger el largo cuando son más pequeños). Para el verano no fueron necesarios, pero durante el resto del año, lo mantienen bien abrigado y le permiten moverse libremente por la cuna, sentarse, girarse, ponerse de pie, etc.
Fuente


  • Mi bichillo buscaba y sigue buscando cualquier oportunidad para desvelarse y no dormir, por lo que un truco que seguimos a rajatabla es llegada la hora de dormir, apagar las luces y estar a oscuras. En el caso de tomar el pecho o cambios de pañal cuando era más pequeño y no dormía del tirón, usábamos una lamparita que encontramos en carrefour, con un mando a distancia, que puedes regular la intensidad de la luz y la encendíamos con la intensidad más suave, y en un color oscuro, para que se desvelara lo menos posible. Tampoco nos poníamos con el móvil ni con la televisión, ni hacíamos ruidos, y así retomaba el sueño más fácilmente.

  • Ritual y rutina para la hora de dormir. Esto al menos al principio fue clave para ayudar al bebé a empezar a distinguir que por la noche se dormía y durante el día no (o no tanto), y que se iba aproximando la hora de irse a la cama. En nuestro caso, el ritual consistía en jugar y evitar siestas tardías (como mínimo dejar pasar 3 horas desde la última siesta antes de la hora de dormir), ir apagando luces y reduciendo estímulos progresivamente (apagar televisión, música, juguetes...), darle un baño tibio con el champú y gel de baño de lavanda Dulces Sueños de Johnson's Baby, ponerle pijama y darle un masaje, envolverlo en su muselina, apagar luces, cantarle una nana meciéndolo y ponerlo al pecho. Caía fulminado. Siempre intentábamos también empezar el ritual a la misma hora y acostarlo aproximandamente a una hora similar. La constancia fue clave para nosotros.

  • Si veíamos que estaba dando muestras de sueño, le adelantábamos la hora de dormir un poco. Preferíamos eso a dejar pasar el tiempo hasta su hora estricta de ir a la cama, y que para entonces el cansancio y falta de sueño hubieran convertido a mi hijo en un demonio de Tasmania y estuviera sobreexcitado y revolucionado, haciendo imposible dormirlo.

  • Una cosa que también ayudó a que durmiera mejor fue cambiarlo de habitación. Hasta los 7-8 meses aproximadamente estuvo durmiendo en nuestro cuarto, pero decidimos probar suerte y pasarlo a su dormitorio, con la esperanza de que al estar su cuarto en un lugar menos ruidoso de la casa, y no compartir habitación con nosotros (no podíamos ni movernos en la cama o roncar, y mucho menos toser, porque, como ya he dicho, tiene un sueño muy ligero y se despertaba), durmiera mejor. ¡Y así fue! Aún siguió despertándose algunas veces, pero no tantas. Los tramos entre despertar y despertar se espaciaron y duraba dormido más tiempo. El primer tramo de la noche empezó a hacerlo de unas 5 horas, y luego en tramos de 2-3 horas; había noches que sólo se despertaba una vez o ninguna. ¡Para nosotros eso era un milagro! Y no fue casualidad. De hecho cuando en vacaciones teníamos que dormir juntos en la misma habitación de hotel, volvía a despertarse al más mínimo movimiento que hacíamos y estábamos muertos de sueño al día siguiente los tres. Otras veces tuve que dormir con el peque en su cuarto (tenemos allí un sofá-cama) si mi marido estaba enfermo y no quería pegarnos el virus, y volvía a despertarse cada dos por tres. Así que quedó demostrado que mudarlo a su habitación fue una decisión que ayudó a que durmiéramos mejor los tres.

  • Nuestro bichito empezó a aprender a dormirse solo de forma progresiva... Primero fue con los despertares nocturnos. Un día empezó a despertarse pero sin llorar (yo como madre obsesionada con el oído pendiente, encendía la pantalla del intercomunicador y confirmaba mis sospechas de que se había despertado), pero para mi sorpresa, se dio media vuelta, se acomodó, y al ratito volvió a quedarse dormido. No lloró, no nos reclamó ni pecho ni compañía ni ayuda. Eso fue así de repente, y sólo durante los despertares nocturnos. Para acostarlo en la cuna después del baño sí era necesario dormirlo. Hasta que un día lo acosté cansada de estar más de una hora con él en brazos mientras él repetidamente intentaba usarme de colchón y tumbárseme encima boca abajo, algo que era ya imposible con el tamaño que tenía... Lo acosté, y él incluso parecía agradecido, suspiró con alivio, cogió su postura, yo me fui sin creérmelo a vigilarlo desde mi dormitorio con el intercomunicador, y vi que ni lloró (como en otras ocasiones sí hacía si lo soltaba un segundo en la cuna), y sólo tardó 5 minutos en dormirse solo. Eso sí, entre sus manías, tiene que ser en la más completa oscuridad. (En las siestas ya es otra historia, y sigue necesitando mis brazos para dormirse...)

Pues estos son nuestros truquillos que han tenido éxito con el peque y nos han ayudado a sobrellevar mejor esto de la paternidad con pocas horas de sueño. Cada niño es un mundo, y lo que le funcionan a unos, a otros no... Incluso lo que funciona una temporada con un niño, al mes puede ser que deje de funcionar... Pero bueno, dejo aquí mi experiencia con el sueño de nuestro cachorro por si le puede servir de ayuda a alguien.

¡Ánimo que todo pasa, y con el tiempo (aunque cueste creerlo) los niños empiezan a dormir más horas seguidas, y nos empiezan a dar un respiro! Sólo hay que tener paciencia y aprovechar cualquier ratito que nos dejen para dormir y recargar pilas.

lunes, 18 de mayo de 2015

El primer cumple del peque



Aunque ya han pasado bastantes meses desde que nuestro peque cumplió 1 añito (ahora mismo tiene 19 meses), me ha parecido una buena idea dedicar un post sobre su fiesta de cumpleaños, con el fin de poder ayudar a cualquier mami que esté ahora pensando en organizar el cumple de su churubel y también para tenerlo archivado aquí en el blog para poder recordar nosotros como fue.

Desde el principio pensamos que sus fiestas de cumpleaños fueran un reflejo del año del enano, de sus gustos, intereses, de lo que más le gustara. En su primer cumpleaños y al ser tan peque, lo que nos quedó claro es que adoraba los animales. Tenía una obsesión por lo animales tremenda. Por lo que decidimos centrar la temática de la fiesta en animalitos salvajes de la selva.

Algunas cosas tuve que comprarlas, otras preferí hacerlas yo. 




Como véis combiné y jugue con los colores verde, azul, amarillo, marrón y naranja, principalmente para decorar la fiesta.

Desde que nació el peque, he ido haciendo en cada cumplemes una foto en el mismo sofá, para ir comparando mejor el crecimiento y cómo cambia mes a mes. A partir de esas fotos, decidí imprimir en casa una de cada cumplemes, imitando una polaroid, y colgarlo con pequeñas pinzitas de madera de un baker's twine color verde y otro amarillo, en orden desde el nacimiento hasta los 12 meses. Las fotos con marco tipo polaroid las edité desde el editor gratuito online Picmonkey.

También aproveché y bajé al salón el cuadrito que tengo en su cuarto de su nacimiento con la fecha, hora, peso, medidas, y lugar de nacimiento y su primera foto aún en paritorio, y lo coloqué en la mesa como parte de la decoración conmemorativa del bichito que había llegado hace 1 año a nuestras vidas.

Igualmente quise aprovechar la ocasión de su primer cumpleaños y realizarle una sesión de fotos  Cake Smash en casa, armándome de valor y paciencia, una semana antes del cumpleaños, para así tener tiempo de editar las fotografias en Photoshop e imprimirlas y enmarcar 4 de ellas para completar un poco más la decoración de la fiesta en la que el protagonista es el peque. (Alguna ventaja debe tener que la mami sea fotógrafa...). Además imprimí algunas fotografías más del reportaje para regalar unas ampliaciones a la familia que venía, como recuerdo de su cumpleaños.



 La camiseta de la sesión Cake Smash, con la edad, un animal y el nombre bordado, personalizada, la compré a través de Etsy, encargada a una artesana norteamericana. Hay una amplia variedad de camisetas y bodies, y los precios pueden variar mucho. Yo me impuse un presupuesto bastante limitado, porque tampoco es cuestión de tirar la casa por la ventana. La usó toda la semana de su cumpleaños, el día de su verdadero cumpleaños que lo llevamos a un zoo, en el reportaje de fotos, y en la fiesta de cumpleaños que fue unos días más tarde, en fin de semana, para que todos pudieran venir. Ahora la tengo guardada para dársela cuando sea mayor, y la guarde él de recuerdo.

Asimismo quise recordar para siempre cómo era en todos los detalles en ese momento de su primer cumpleaños, cuánto medía, pesaba, qué cositas sabía hacer ya, qué palabras decía o cuántos dientes tenía... Así que unas 3 semanas antes empecé a diseñar un póster imitación pizarra usando letras que simulan la escritura manual a tiza (igualmente usé los mismos colores elegidos para la decoración de la fiesta en las letras del póster). Me llevó unos 2-3 días tener todo el letrero diseñado y listo, pero lo mandé imprimir en un tamaño grande y en lienzo para que pudiera colgarlo o apoyarlo en la mesa de la comida (en casa no tenía los medios para imprimir algo así). Quise haberlo encargado en Hofmann o en Photobox, pero las medidas de mi póster no cuadraban, así que lo encargué en otra página web, pero por desgracia no recuerdo el nombre.

He tapado el nombre del peque, para respetar su privacidad. Está todo en inglés porque en casa hablamos con el peque principalmente en esa lengua.

El banderín de la trona (que lo usé de decorado en el fondo de la sesión de fotos), lo realicé con cartulinas en los colores principales de la fiesta y Baker's twine. El banderín con las letras Happy Birthday en la pared perpendicular a la mesa de comida, era un imprimible gratuito que encontré en internet con la temática de animales y los colores que iba a usar en la fiesta, e imprimí en cartulina y después recorté y colgué con baker's twine. A juego con ese banderín iba la decoración de los muffins, y venía listo para imprimir y recortar en el mismo archivo PDF o en la misma web donde encontré el imprimible del banderín; los imprimí también en cartulina blanca, recorté y los pegué sobre cañitas/pajitas cortadas por la mitad (las compré en IKEA y elegí las que eran del color de la fiesta), y así los clavé sobre los muffins. Otra web donde tienen imprimibles muy molones y gratuitos es ésta.





Los globos de animales con helio, así como los del número 1, las velas con animalitos de las tartas, y la vela con el número 1, fondant para decorar la tarta, mantel, platos y vasos, a juego con el banderín de animales de la selva de Happy Birthday, los compré en una tienda llamada Party Fiesta. Tienen tienda online, pero yo acudí a una tienda física que no está demasiado lejos de casa, y allí me inflaron los globos que les pedí (1€/globo para que dure más de 24h flotando; había una opción más barata, pero sólo duraban inflados 4-6 horas. En total en el cumpleaños mandé inflar solo 4 globos, para poner en la trona, los demás los inflamos con nuestros pulmones y pegamos con cinta adhesiva a la pared o lámparas). Otras pajitas así como el baker's twine lo tenía de fiestas anteriores sin haberse usado, al igual que los farolillos, que sobraron de mi Baby Shower, y se compraron creo recordar en La Fiesta de Olivia.

Toda la comida la realizó esta servidora que estuvo en las más de 24 horas previas al cumple metida en la cocina, haciendo los muffins, la tarta, minipizzas, sandwiches y modelando el fondant y maldicienco a los animales, sus orejas y sus colas. Era la primera vez que trabajaba con fondant, así que por favor no seáis muy duros con vuestras críticas... Y como soy masoca, no hice 1 tarta, no. Hice 2. Porque soy así de guay. ¡Ja! No, bromas aparte, hice dos tartas porque al churumbel protagonista en aquel entonces no podía ni ver el chocolate de lejos, le daban arcadas, pero a su madre, padre, abuelos y tío, les vuelve loco el chocolate. Entonces, ¿qué hice? Hice una tarta grande de chocolate, y una pequeñita para el peque de vainilla. Soy masoca, lo sé. Lo más irónico de todo, es que pasado el cumpleaños, a los dos días después de la fiesta, al niño le empezó a encantar el chocolate. (Manda narices...)

Y el último detalle que añadimos a la fiesta, además de llenar el salón de globos de colores y guirnaldas verdes que imitaban lianas de la jungla (echadle imaginación, por favor), fue dejar en el televisor con reproducción en bucle (sin audio después de las 3 primeras reproducciones, para no resultar molesto ni repetitivo), un vídeo resumen del primer año de vida del bichito, con pequeños clips de cada mes.

No fue perfecta la fiesta, ni mucho menos. Pero quería que fuera principalmente DIY, sin salirme de nuestro presupuesto, y que reflejara e hiciera honor al protagonista del día, su personalidad y sus gustos, y así intentamos hacerlo, con mucho cariño, dedicándole muchas horas, y mucha ilusión. Porque aunque después no se vaya a acordar, queremos que cuando sea más grande pueda ver las fotos y se dé cuenta de lo mucho que nos importaba y lo queríamos desde bien pequeñín. Esa fiesta queríamos que fuera un homenaje al rey de la casa, el bichito que nos cambió la vida radicalmente, y a nosotros mismos por haber sobrevivido un primer año como padres primerizos.


jueves, 14 de mayo de 2015

Peque va a natación


Yo soy de esas madres que prefiere no mandar a la guardería a los niños, si lo puedo evitar... Por muchos motivos, en los que ahora no me centraré. Pero después de documentarme, poner también en la balanza las experiencias personales de mi marido y mías, y nuestras formas de entender la crianza, preferimos que el peque no fuera a la guardería, suponiendo eso que yo dejara mi trabajo, nos ajustáramos aún más el cinturón, y me quedara yo con él en casa.

Pero claro, un tema que me tenía a mí un poco inquieta, era el tema de la socialización. Por un lado creo que está sobrevalorado ese punto, y pienso que hay mil formas de socializar sin tener que pasar por el aro y meterlo en la guardería, como parece que la sociedad te presiona para que lo hagas. Pero por otro, tenía la sensación de que debería exponerlo a algunas situaciones donde pudiera socializar con otras personas que no fuéramos familia directa. Amigos con niños no tenemos (si alguno de nuestros amigos está leyendo este post, ¡dejaos de tanta tontería y traed churumbeles al mundo y así mi peque tiene amiguitos! ...... Nada, me siento como si hablara con la pared). Lo llevábamos (y seguimos llevando) al parque de al lado de casa, una zona con juegos, relativamente segura y preparada para que niños de todas las edades jueguen; pero vivimos en un pueblucho donde los niños si juegan fuera de sus casas, juegan en medio de la calle (sí, sí, calle, y no la acera; en las aceras están las madres haciendo corrillo cotilleando y sin prestar nada de atención a sus hijos...) por donde pasan los coches (la idea no me mola nada), y en el parque no hay ni un alma. Y si la hay, son adolescentes jugando al fútbol o baloncesto, y lo que va a conseguir mi hijo un día de estos es un pelotazo.

Así que, aunque seguiría llevando a mi hijo al parque, y si teníamos la suerte de que jugara con otro mini ser humano, la aprovecharíamos, también empecé a darle vueltas al coco para ver qué podríamos hacer para que se relacionara con otras personas ajenas a la familia, que viera a otros niños y si era posible, que aprendiera algo. ¡Y se me encendió la bombillita! ¡Natación! 

A nuestro peque siempre le ha encantado fascinado el agua, es pura obsesión. Es un pececillo que entra en berrinche infinito si lo sacas del agua después del baño. Dada su fijación por el agua, y más desde que empezó a caminar y se nos escapaba en la playa hacia el agua, y a mí me daban múltiples infartos, pensamos que debería aprender a nadar y defenderse en el agua cuanto antes. Por su seguridad, por nuestra tranquilidad (aunque siempre estaríamos con él y súper pendientes), y para ahorrar en años de flotadores, manguitos y chuminadas varias que entorpecen realmente el aprendizaje a la hora de nadar. Nosotros podríamos intentar enseñarle, pero no tenemos ninguna formación al respecto y en caso de accidente, no creo que supiéramos reaccionar de forma adecuada. Por lo cual, pensamos que el nadar mejor dejárselo a alguien acreditado, con formación y experiencia. Desde que se me ocurrió la idea de apuntarlo a natación, estuve buscando lugares por nuestros alrededores donde ofrecieran clases, pero en la mayoría sólo impartían las clases a partir de los 3 años (mi peque ahora tiene 19 meses). En otros casos en los que daban matronatación o clases para bebés y niños más pequeños, debía ser alumno del centro de educación infantil para poder inscribirlo a las clases de natación. Un chasco tremendo, vaya. Pero ahora que estábamos en primavera y veía el verano acercarse, volví a buscar, con pocas esperanzas... y encontré un lugar donde podría apuntarlo, relativamente cerca de donde vivimos (con "cerca" quiero decir a menos de 30 minutos en coche; que viviendo en este pueblucho, hay que coger coche para ir a cualquier sitio, porque aquí no hay nada...), a un precio no demasiado elevado, en unos horarios compatibles con los nuestros y del niño, y no tenía por qué ser alumno del centro. Además me daban a elegir o clases de matronatación (un monitor para un grupo de bebés/niños con sus padres) o clases individuales (un monitor por alumno), y podía también elegir una o dos veces por semana. Fui viendo las instalaciones y acabé convencidísima.

Era una piscina cubierta, climatizada, con la temperatura del agua siempre a 30º, sin cloro, y depurada con sal, lo cual respeta más la piel de los pequeños, y no irrita las vías respiratorias ni ojos de los niños. No lo dudé, hablé con la directora y reservamos la plaza. Quería haberlo inscrito cuanto antes, en abril. Pero por desgracia justo en ese momento empezó con una gastroenteritis que le ha durado 3 semanas. Lo matriculé para empezar en mayo, y aun así, se perdió una semana de clase, porque todavía seguía malito.

Por fin esta semana empezó (el lunes 11 de mayo). En cuanto llegó allí quería irse directo al agua. Lo que no le gustó tanto fue que tenía que irse con la monitora. Así que se pasó la primera clase llorando desconsolado y asustado, agarrado a mí como un monito, y ni metiéndome yo en el agua con él conseguimos que se tranquilizara. ¡Mal empezamos! Ya el segundo día (lo matriculamos dos veces por semana, pero al haber perdido dos clases la semana anterior por enfermedad, esta semana ha recuperado una de ellas, y ha ido 3 veces) iba yo con un nudo en el estómago y angustiada, viéndome venir otra clase de llanto, histeria y miedo. Pero le dije esta vez a la monitora que yo me iba a esconder, me despediría del peque, y se lo dejaría en brazos de la monitora y yo me iría fuera donde no me viera. Pues resultó ser la solución. Lloró 2-3 minutos, cuando vio que lo dejaba en brazos de una desconocida. Pero después se dio cuenta de que tampoco estaba tan mal la cosa, estaba en una piscina grandota y había otro niño allí nadando con un monitor, había juguetes... Vamos que pronto se olvidó de mí y se puso a lo suyo. ¡Qué alivio! Y hoy tuvimos el tercer día, y fue aún mejor que el segundo. Aún lloró un poquito cuando lo dejé con la monitora, pero el llanto le duró menos de 1 minuto, y en cuanto estaba en el agua, empezó a exigir una pelota. ¡Tanta mamitis, y qué rápido se olvida de su mami cuando le interesa!

Lo cierto es que nos ha sorprendido a todos, incluidos los monitores. Dicen que pocos niños de su edad responden así de bien y se adaptan tan rápido. En su tercera clase ya se ha sumergido manteniendo la respiración, y ha flotado sujetándose de "churros" (al menos así los llamamos aquí) sin la ayuda de la monitora. Estamos muy contentos con cómo le está yendo y con cómo lo está disfrutando. Porque sale radiante de felicidad de las clases, super contento, enseñándonos los juguetes con lo que ha jugado. También lo voy notando después de estas clases más abierto a los desconocidos y menos tímido,  lo cual ha sido un gran cambio positivo que no me esperaba ver... al menos tan pronto. Y no sé si tendrá que ver o no, pero desde que empezó con la gastroenteritis se ha pasado 3 semanas durmiendo poco y mal, pero fue empezar con la natación el segundo día (que fue realmente el día en el que empezó con la monitora a hacer los ejercicios, porque el primero fue imposible), y ha estado durmiendo como un lirón. ¡Anoche durmió 12 horitas del tiron y las siestas de más de 2 horas!

Ahora ya le digo, ¡nos vamos a la piscina! Y coge sus zapatillas de piscina, su pelota acuática y se pone en la puerta de casa esperándome.

Veremos a ver cómo sigue la semana que viene...

Mamá escondida y sacando la cámara cual paparazzi, para que no me vea el peque

¿Vosotr@s habéis apuntado a vuestros peques a alguna actividad extraescolar? ¿Cómo lleváis el tema de la socialización?

martes, 12 de mayo de 2015

¡Mami, solo mami!


Nuestro peque hace poco cumplió 19 mesecitos. 19 mesecitos al lado de mamá y de papá. Pero desde hace un par de meses, está madrero madrero. Y la cosa parece que va a más.

No me preocupa (demasiado). Creo que es una fase, ya pasará y saldrá de él ser más independiente. Además en el fondo fondo (y no tan fondo), me gusta ser la única persona con la que quiere estar en el mundo en algunos momentos. A veces es agotador, no os voy a mentir. No me deja ni ir a hacer pis tranquila. Si estoy cocinando va y viene del salón y me da abrazos y besos en la pierna o me pide que lo coja en brazos, o se me queda agarrado a la pierna cual perezoso a una rama. Si desaparezco de su lado sin su consentimiento, empieza el berrinche. Y peor es si me tengo que ir a la ducha y lo dejo con el papi, o si se ha despertado con sueño de la siesta o con una pesadilla y acude el padre, y no su mami... Es como si lo estuvieran matando. En cuanto aparezco en escena, me echa los brazos al cuello, y se agarra como si fuera un koalita, rodeando mi cuello con sus brazos, como si le fuera la vida en ello.

Son momentos que en el fondo disfruto. Los disfruto porque sé que pronto no será así. Antes de que me dé cuenta, querrá jugar solo o con amiguitos, o él querrá hacer las cosas solo, por sentirse un niño grande... Intento grabar en mi memoria su olor, sus lágrimas mojándome el cuello o el hombro, sus besos, sus tirones de pelo, su sonrisa... 

Pero junto con esta mamitis, ha aparecido también una especie de anti-papitis. Quiero decir que a veces no quiere ver a su padre ni en pintura, ¡es como si lo rechazara! Y mi pobre marido, aunque no dice nada, se le ve afectado y un poco dolido o triste. Él que va a cogerlo en brazos y consolarlo con todo su cariño e ilusión, y el peque se pone peor y me llama a mí. Por más que me guste que mi hijo quiera estar conmigo, también siento la pena y dolor que deberá estar sintiendo mi marido.

Además esta mamitis también ha venido acompañada de una gran timidez ante los extraños ¡que nunca antes había tenido! Antes era un niño muy sociable y simpático, se acercaba corriendo a todos los niños, y les "hablaba" (en su idioma minion), les decía "hola"... Con los adultos era igual. Y desde hace un par de meses, a la vez que se ha ido incrementando esa mamitis, no quiere saber nada de las personas extrañas... No quiere saludar a los vecinos, se esconde detrás de mis piernas, o se tapa la cara... y en los casos en los que se siente más intimidado, rompe a llorar, tiembla y me busca para agarrarse a mi cuello, mientras sigue con su berrinche. 

Pensé que con lo que le gusta el agua, las piscinas y el mar, apuntarlo a clases de natación le ayudaría para socializar mientras se lo pasaba pipa, y aprender una nueva habilidad y así poder defenderse en el agua. Pues nada. Fue acercarse la monitora a él, y le entró el pánico, se puso histérico a llorar, y así estuvo agarrado a mi cuello toda la clase, sin querer que la monitora se acercara ni a 1 metro. Estuvo a punto de vomitar de tanto llanto. Juguete que la monitora le ofrecía, juguete que de un manotazo lleno de rabia lanzaba a la otra punta de la piscina... Qué papelón. Mañana tendremos la segunda clase y me veo venir otro berrinche monumental. Ains...



¿Vuestros peques también están pasando/han pasado por algo así? ¿Son tímidos? ¿Tienen mamitis o papitis?


domingo, 10 de mayo de 2015

Porteando con theBabaSling y Beco Soleil

En mi último post, os hablé del porteo ergonómico y las características que hay que buscar para no equivocarnos y comprar una mochila colgona

Hoy me centraré en hablaros de las dos opciones de porteo que escogimos el papá y yo. Como ya os dije en el post del porteo, es recomendable para los bebés recién nacidos hasta los 5-6 meses usar bandoleras, y posteriormente usar mochilas, si así se desea, porque en una bandolera el bebé está más sujeto, mientras que en las mochilas por lo general necesitas de un adaptador, para que el pequeñín se quede correctamente colocado.

Para los primeros meses, me decanté por una bandolera,  theBabaSling (desde recién nacido hasta los 15kg). ¿Por qué? Porque las demás bandoleras que veía tenían anillas o las veía muy complicadas para mi inexperiencia, y ésta se abrochaba fácilmente con un cierre normal de hebillas. También el precio me pareció razonable. Además contaba con distintas posiciones para portear al bebé, y me parecía muy sencilla de poner y colocar al bebé (según vi en Youtube), en comparación con otras bandoleras como la Baby Wrap.

Modelo Golphin Grey


Ahora bien. Una vez que nació el peque, no acabé tan contenta. Sí, era fácil de poner, abrochar y desabrochar. Colocar al bebé recién nacido ahí, no lo era tanto, y la única forma que conseguí portearlo de recién nacido era en una posición tipo hamaca que no me terminaba de convencer, y no sentía al peque bien sujeto. Lo ideal es llevarlo en posición vertical, para asegurarnos de que sus vías respiratorias no se bloquean al caer la cabeza hacia abajo. En esta bandolera, la única forma cómoda y fácil para colocar a mi recién nacido era en forma cuna (tumbadito, y aprovechaba para darle el pecho). Al cumplir los 3 meses ya era más grandecito, y eso hacía que fuera más fácil de colocar en la bandolera en posición vertical, quedando bien sujeto, y a él le encantaba. Y otro aspecto negativo que tiene es que el peso del bebé recae en un sólo hombro del porteador; al principio cuando el bebé es pequeño no te das cuenta, pero cuando estás porteando a un bebé de 9 kilos, al cabo de un rato empiezas a notar el peso en el hombro y te deja destrozad@. En resumen, de manera general sí estoy contenta con la bandolera theBabaSling, es muy fácil de colocar, tiene un buen precio, fácil de lavar y secar, y el bebé va bien sujeto, pero más bien a partir de los 3 meses, que es más grandecito (también es cierto que mi peque nació prematuro y siempre fue pequeñín...) A partir de los 3 meses, le pongo un 8,5 a theBabaSling (le quito puntos por el problema de no repartir el peso en el porteador, y que recaiga todo en un hombro).

Aquí el peque tenía 3 meses recién cumplidos


Aquí ya era más grandecito, tenía casi 9 meses y le gustaba más ir en la cadera, para poder cotillear todo


Teniendo al peque ya entre nosotros, en una de las revisiones vieron que tenía asimetría en los pliegues de los muslos, lo que podría suponer una displasia de cadera. Le estuvieron haciendo radiografías cada cierto tiempo, para comprobar cómo se iba desarrollando la cabeza del fémur, y mientras tanto me aconsejaron portear bastantes horas a diario al bebé en una mochila ergonómica. Yo tenía la bandolera, que es ergonómica, pero con esto de la posible displasia de cadera, me daba miedo no sentarlo correctamente o que con una bandolera no fuera suficiente (paranoias mías), así que pensando en que podría ayudarle y además me serviría para tener un respuesto para la bandolera (que la pobre estaba teniendo mucho trote), decidí comprarme la mochila Beco Soleil. ¿Por qué? Os voy a ser sincera: por los estampados cuquis. Me enamoré del modelo Micah (creo que ya no está a la venta). Aunque hay otras mochilas ergonómicas con estampados también preciosos (como la Boba Carrier), pero ya que tenía que elegir escogí la Beco Soleil porque una conocida mía la tenía y estaba contentísima con su compra. Así que preferí guiarme de la opinión y experiencia de una conocida. La compré en la tienda online Mochilas Portabebés, y quedé encantanda. El proceso de compra fue muy rápido y la mochila la tuve en casa en 1 ó 2 días, con envío gratuito (theBabaSling me lo regalaron mis padres por mi cumpleaños antes de que naciera el peque, por lo que no sé dónde la compraron). Desde entonces se convirtió en mi gran aliada para hacer de todo por casa, sobre todo sabiendo que podía ayudar a corregir una posible displasia de cadera, así que me pasaba las mañanas poniendo lavadoras, pasando aspiradora, fregona, regando y sacando la basura, con el niño en su mochila y él tan feliz. Se echaba ahí su siesta matutina la mar de a gusto. No sé si tuvo que ver o no, pero al cabo de unos meses, cuando tocó hacer otra revisión por el tema de las caderas, todo resultó que estaba bien y no tenía displasia.

Modelo Micah


Esta mochila, a diferencia de theBabaSling, se puede usar hasta los 20 kilos, porteando también en distintas posiciones (pecho, espalda o cadera). También ofrecen la posibilidad de comprar un cojín que se inserta para poder portear a bebés recién nacidos (desde los 3,200kg). Otra diferencia con la bandolera nuestra, es que al ser mochila y bien acolchadita, el peso del bebé se reparte bien en hombros, espalda y cintura del porteador y no resulta molesta ni se siente el peso del bebé. Sigo porteando al peque de 19 meses y no noto cansancio ni dolor en hombros o espalda, y me permite caminar y caminar, por la playa o el campo, sin problema; sin embargo con theBabaSling sí me acababa dejando molido el hombro cuando era más grandecito. Otra ventaja que le veo es que viene con muchísimas posiciones en las correas y broches para adaptarlo completamente al cuerpo, sea cual sea, del porteador. Colocarte la mochila y colocar al bebé dentro me resultó siempre más fácil que en con theBabaSling, sobre todo porque mi enano es un pequeño ser muy inquieto que no paraba de moverse como un loco, pegando patadas a diestro y siniestro... Con la mochila me resultó muy sencillo, y no hacía falta ver miles de vídeos de Youtube ni nada. Al igual que la bandolera, se puede meter tranquilamente en la lavadora si es necesario, y se seca bastante rápido tendiéndolo. Otra ventaja que le veo es que noto con la mochila al peque mucho más sujeto que con theBabaSling, y por más cafre que sea y más locuras que haga el crío, de ahí no se cae. En la bandolera theBabaSling tampoco se ha caído nunca pero no sentía esa seguridad que tenía al portearlo en la mochila. Por último, otro detalle que me ha gustado y que hace que lo prefiera frente a la bandolera es que incluye una pequeña capucha que resulta de lo más útil en días de sol o mucho viento, si está durmiendo, o si le estás dando el pecho y prefieres más intimidad... La verdad es que las dos opciones de porteo ergonómico que tengo las he usado y sigo usando mucho, pero mi favorita es, sin duda, la mochila Beco Soleil y por ello le pongo un 10, ya que no le he encontrado ninguna pega o inconveniente.

A punto de dormirse una buena siestorra, con 11 meses


Con ello no quiero decir que las mochilas sean mejor que las bandoleras o los fulares, ni mucho menos. He visto fulares y bandoleras donde van los recién nacidos muy bien ajustaditos y sujetos, en posición vertical, pero yo que soy bastante torpe, preferí comprarme esta bandolera por no tener anilla ni tener que hacer un lío con metros de tela alrededor de mi torso. Ya os digo que me ciño únicamente a mi experiencia con la bandolera theBabaSling y a la mochila Beco Soleil, al usarlo con mi peque (que hay que decir que fue un niño algo prematuro, bajo de peso y pequeñín, pero muy inquieto y nervioso, y eso influye a la hora de valorar mi experiencia con una y otra opción de porteo).

Pues aquí teneis mi análisis sobre estos dos artículos de porteo ergonómico. ¿Los conocíais? ¿Sois de portear u os gusta más la idea del carrito? Y si porteáis, ¿qué usáis: fúlar, mochila, bandolera, mei tai...? ¿Qué os parecen?

martes, 5 de mayo de 2015

Hablemos del porteo...


Hasta hace unos años, la palabra portear apenas estaba en nuestro lenguaje cotidiano y el ver a un niño atado con una tela a su madre lo asociábamos a imágenes de tribus africanas o aborígenes, y nos parecía un atraso, algo anticuado, casi prehistórico...

Fuente

Pero sobre todo en la última década se ha ido poniendo de moda en la sociedad occidental el llevar a los niños en mochilas, y poco a poco, se ha empezado a hablar del porteo para referirnos a la acción de llevar a la espalda o al frente un niño sujeto en una mochila. También fueron (re)apareciendo las bandoleras, fulares, etc. Pero sobre todo se empezó a ver a los niños en mochilas. 

Hace unas semanas empecé a ver a varias mamis usuarias de Instagram y otras amigas mías usar unas mochilas portabebés que por desgracia no son nada recomendables para nuestros pequeñines, pero que la falta de información o el hecho de que no se asesoren convenientemente a los padres en las tiendas de puericultura, acaban haciendo que las compren (yo no me atreví a decirles nada, porque tampoco quería meterme donde no me llamaban y hacerlas sentir mal). Pero me di cuenta de que aún sigue haciendo falta informar mejor a los padres y dar a conocer mejor el porteo; por ese motivo me he animado a escribir sobre este tema, con el fin de ayudar a padres interesados en portear e intentar evitar que se siga haciendo un porteo perjudicial para las espaldas y genitales de los bebés.

Cuando yo estaba embarazada, me llamó la atención la idea de portear, por las distintas ventajas que le veía: podría llevar las manos libres y hacer cosas por casa o trabajar, podría salir de paseo a la playa o al campo sin llevar carrito y sufrir las irregularidades del terreno, podría evitar tener que llevar el carrito en viajes (lo cual me liberaba mucho espacio del maletero), podría ayudarlo a dormir, darle el pecho... Y entonces empecé a ver por Internet que había todo un mundo de mochilas y otros artilugios para portear.

Ingenua de mí, fui embarazada de 4-5 meses a una gran tienda de puericultura, y me dispuse a ver en persona las opciones de porteo que ofrecían. Y me quedé bastante decepcionada: vendían algunas mochilas, y sólo mochilas, de marcas como Jané, Chicco o BabyBjörn. Me dispuse a ver las imágenes que las acompañaban y tocar la estructura, y cuando fui a ver si eran buenas para la posición del bebé y su espalda o genitales, o le podría hacer daño, lo único que ponía es que estaban "diseñadas anatómicamente para el bebé y en colaboración con pediatras", así tal cual. Claro, dicho así, parece que todo es correcto y si la compro, mi churumbel estará perfectamente allí, sobre todo por la parte de que los pediatras le han dado el visto bueno (que digo yo que seguro que han dado el visto bueno a cambio de algún tipo de remuneración, viaje o premio de algún tipo...). Pero a mí el instinto me decía que esa postura que los bebés tenían en las fotografías, con las piernas colgando, y esa estructura rígida y recta en la espalda no debía ser muy cómoda, y dudaba de que fuera saludable, la verdad... Si os soy sincera, me fui algo desilusionada. Había pensado que portear sería algo muy útil para mí, pero las opciones que encontré en la tienda no me terminaron convenciendo, por más que pusiera que estuviera diseñado anatómicamente y en colaboración con pediatras. En las sucesivas semanas, fui a otras tiendas y grandes superficies, y me pasó igual.

Volví a Internet y fui entendiendo que "anatómicamente" no es lo mismo que algo ergonómico. Las imágenes de los bebés porteados en otro tipo de mochilas y fulares, que eran ergonómicos, me parecía más saludable, más cómoda, más respetuosa con el cuerpo del bebé. Ahí es cuando aprendí que la palabra clave a la hora de buscar una mochila u otro utensilio para portear, debía ser "ergonómica", y fijarme en algunas características que las diferenciaran de las típicas mochilas que marcas tan populares como Jané, Chicco, o BabyBjörn nos intentan vender. Una mochila ergonómica debe:

  • Adaptarse al cuerpo del bebé y del porteador
  • Deben respetar la curvatura de la espalda del bebé.
  • Deben garantizar una postura fisológica de piernas y caderas,  el peso no debe recaer sobre los genitales, las piernas deben estar algo flexionadas, en forma de ranita, o M, quedando las rodillas ligeramente por encima del culete.

En cambio, las otras mochilas comercializadas por marcas como las citadas anteriormente, popularmente se les llama colgonas y se diferencian de las ergonómicas porque:

  • El bebé va colgando de sus genitales, sobre los que recae todo el peso.
  • Sus piernas van estiradas.
  • La espalda va forzada a ir recta
  • A veces el bebé va muy abajo y/o separado del cuerpo del porteador.
  • No se ajustan muy bien al cuerpo del porteador y tiene pocas posiciones a las que adaptarlas.
  • Se publicitan con la imagen de un bebé siendo porteado mirando hacia afuera



Una vez que me quedó clara la diferencia entre las mochilas ergonómicas y las colgonas, empecé a buscar cuál era la que me vendría mejor... ¡Había mucho donde elegir! Fulares, bandoleras, Mei Tai, mochilas ergonómicas y de muchas marcas, como Boba, Beco Soleil, Manduca, Ergobaby, etc. Aunque, por desgracia, no encontré ninguna en tiendas físicas de puericultura ni grandes superficies, sólo encontré en tiendas online, especializadas en porteo ergonómico.

Inicialmente opté por la bandolera Babysling. Pensé que me vendría bien desde recién nacido, ya que las mochilas ergonómicas, a no ser que le incluyas un reductor especial, no se aconsejan hasta que el bebé no tiene 5-6 meses. Para los recién nacidos y bebes de hasta 4 meses, es mejor usar una bandolera o fular. Posteriormente, adquirí también una mochila Beco Soleil, ya que recurríamos al porteo con mucha frecuencia y en caso de que el peque regurgitara (y lo hacía con mucha frecuencia, lo pusiera en la posición que lo pusiera), o le diera por chupar o morder algunas zonas de la tela, así podía tener una en la lavadora y tener otra de recambio, entre otros motivos.

Lo cierto es que me costó mucho trabajo elegir una mochila o bandolera para mi peque. Si no te pones a documentarte en profundidad y te dejas guiar por lo que encuentras en la mayoría de tiendas de puericultura, donde te asesoran erróneamente en el tema del porteo, acabas comprando una mochila nada recomendable, o acabas simplemente perdida, o descartando el comprar una mochila si lo que ves en las tiendas no te convence. 

No soy una experta en el tema, pero después de mi experiencia como madre primeriza buscando y documentándome sobre cómo es recomendable portear, he intentado explicarlo todo de la mejor manera posible. Sinceramente, y aunque sé que no me debería incumbir, me da mucha pena cuando veo mamis o papis porteando con ilusión a su recién llegado retoño con una mochila colgona; porque se han dejado un dinero, al haber sido mal asesorados o simplemente por no haber dado con información sobre las recomendaciones sobre las mochilas portabebés, y están llevando a sus hijos, sin saberlo, de una manera perjudicial para la espalda y genitales; además poco podrán disfrutar del porteo, ya que con esas mochilas colgonas, la espalda del porteador se resiente más y se nota el peso del bebé (en las ergonómicas la espalda del porteador no sufre y se reparte el peso del bebé de manera que no te cansas ni te molesta). Por eso espero haber aportado mi granito de arena con información sobre qué características debemos buscar en una mochila portabebés si deseamos portear a nuestro peque de una forma saludable para ambos. Ya en el próximo post, me centraré en los dos productos que he usado (y sigo usando) con nuestro bichillo de 19 meses, el Babasling y el Beco Soleil, y os contaré mi experiencia.



¿Vosotr@s porteáis? ¿Cómo lo hacéis: con fular, mochila, bandolera...? ¿Conocíais las diferencias entre mochilas ergonómicas y colgonas?


Me uno al movimiento #nomascolgonas iniciado por blogueras como Mamirami, para promover el porteo seguro y ergonómico.