martes, 10 de marzo de 2015

Mis productos favoritos e indispensables para el bebé (parte 1)



Como toda mami primeriza, cuando me enteré de que iba a tener un bebé, al principio todo el mundo de la puericultura me pareció un universo desconocido lleno de artículos a cada cual más curioso (y caro). Poco a poco fui familiarizándome más, leyendo aquí y allá, visitando tiendas especializadas, yendo a charlas matronales... Y por fin iba haciéndome una idea de qué era lo que iba a ir necesitando en los próximos meses y qué no (a pesar de que siempre intentan venderte todo artículo como el más indispensable sin el que no podrás vivir o sin el cual serás la peor madre de la historia y del mundo mundial).

Equivocarme, inevitablemente me equivoqué en algunas cosas (como puedes leer en el último post que escribí). Aunque tampoco fueron errores que supusieron una ruina a nuestro bolsillo, por suerte. Gran parte del motivo por el que no compré muchas cosas es porque no vivimos en una vivienda muy grande; no tenemos trastero, ni ático, así que nuestras opciones de almacenaje una vez pasada la fase bebé son muy limitadas. Además, tampoco nos gusta despilfarrar. Nos gusta comprar sólo lo que realmente es necesario (aquí cada cual tendrá unas preferencias u otras, según su estilo de vida o modos de crianza).

A continuación, os hablaré de los artículos de bebé que compré que han resultado siendo unos grandes aliados y nos han ayudado mucho con la llegada de nuestro pequeño (los he apodado "productos estrella"), o bien que han sido algo que consideramos indispensable al tener un bebé (en la categoría de "productos básicos").

Productos básicos:

Cuna - Cuna de viaje

Nosotros compramos una cuna normal, de madera, con un lateral abatible, protección de silicona en los laterales (para evitar que el bebé mordiera la madera), somier regulable en 3 alturas, y ruedas en las patas. Nuestra idea original era poder instalar primero la cuna en nuestro dormitorio los primeros meses, y después llevarla al dormitorio del pequeñín cuando ya fuera más grandecito. De ahí que quisiéramos que tuviera ruedas. No obstante cuando finalmente la tuvimos montada, nos dimos cuenta de que nuestra casa tiene unas puertas y un pasillo muy estrechos, y lo que nos complicaba el poder llevarla de un lado a otro sin dañar marco, puertas, pared o cuna. Así que directamente la dejamos en el cuarto del bebé. Como tampoco queríamos un moisés porque dura muy poco tiempo, al final optamos por comprar una cuna de viaje, porque sabíamos que la utilizaríamos en nuestro dormitorio como cuna al principio, después como parque en el salón y la llevaríamos cada vez que fuéramos de viaje a visitar la familia (nuestras familias viven en otras ciudades). La verdad que quedamos muy contentos con la cuna de viaje, más de lo que esperábamos. Compramos una que tuviera dos niveles de altura para el somier, ruedas, cambiador, móvil, bolsillo en un costado, y bolsa para el transporte: la cuna de viaje Mix de Asalvo. Después de 17 meses de uso intenso (con numerosos viajes y un niño que lo rompe todo), sigue estando como nueva. Una de las pocas cosas que siguen estando en perfecto estado, sin manchas ni rasguños.

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(Nota: esta cuna de viaje ahora mismo no la usa ya como parque; sólo la usamos ya para viajes pura y exclusivamente como cuna, ya que con 17 meses mi pequeño bichito no puede aguantar estar encerrado en un sitio tan pequeño para jugar. Por lo tanto, ahora mismo está plegada y guardada en su funda dentro del armario de su habitación, ocupando solo una parte de la parte baja del armario, detrás de todas las cajas de zapatos -que no son pocas.)

Silla de paseo - Trío

El decidir una silla de paseo nos llevó meses. ¡Había tantísima oferta en el mercado y con unos precios tan dispares! Tuve que crear un Excel e ir anotando los modelos, precios y características de muchos de ellos, porque era algo para volverse loco. Que si trío, que si dúo, que sillita de paseo, que si sillita de paseo de segunda edad, que si base Isofix, que si cochecito Bugaboo, que si Jané... ¡Puuuuufff! Obviamente nosotros teníamos un presupuesto y queríamos que reuniera una serie de requisitos según nuestras necesidades... Porque una cosa es que vivas en la ciudad y otra en un pueblecito, o que vivas en un 5º sin ascensor, o que tengas un gran maletero, o bien uno minúsculo... Finalmente elegimos un Trío, compuesto de silla de paseo, capazo y silla de automóvil grupo +0, con una chasis que pesaba 7kg, ruedas todoterreno, con una gran cesta portaobjetos, manillar unido, bolso, parasol, burbuja para la lluvia, tejidos transpirables e hipoalergénicos, con silla reclinable en tres posiciones (al igual que el reposapiés), con posibilidad de colocarla mirando hacia la calle o hacia el progenitor que lleva la silla, con protección solar +50, y lo más importante es que no sobrepasaba nuestro presupuesto (no más de 800€). Parecen muchas pijadas, pero para nosotros era indispensable que tuviera un chasis ligero, viniera con una gran cesta para poder poner lo que fuera necesario, y viviendo donde vivimos mejor tener parasol y protección solar +50. Nosotros afortunadamente después de casi 1 año y medio usándolo a diario, plegándolo y montándolo, llevándolo para arriba y para abajo, seguimos igual de contentos que al principio. Y he de reconocer que al principio estábamos algo inseguros con la compra porque no es un cochecito que se vea mucho por las calles. Pero la verdad es que sigue funcionando perfectamente, y mi hijo ha ido siempre bien seguro y agustito dentro. Tanto es así, que no pensamos comprar silla de segunda edad. 

(La selección de cochecito para el bebé es una elección muy personal, que depende de muchos factores y criterios que tiene cada pareja. Lo mejor es acudir a ver cochecitos en varias tiendas, mirar catálogos, leer opiniones on-line, y pedir en las tiendas físicas que te dejen tocarlos, plegarlos, empujarlos y levantarlos, porque sólo así verás si te resultará cómodo en el futuro.)

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 (Nota: con 17 meses ya no usa más el capazo, por razones obvias; con lo cual está ya guardado, plegado completamente en el armario de su cuarto, donde entra perfectamente y ocupa poquísimo espacio)


Bañera - IKEA

Al principio no quería comprar bañera. Pensaba que nos apañaríamos bien bañándolo en el lavabo o en la misma bañera del cuarto de baño... Pero a los pocos días de estar en casa me di cuenta de que estaba equivocada. En el lavabo el pobrecito mío se daba golpes contra el grifo y estaba apretujadillo. En la bañera gastábamos mucha agua, a pesar de que nos habían regalado una represa o reductor (que nos ha sido muy útil cuando el churumbel era algo más grandecito). Así que finalmente mandé a mi marido a comprar una bañerita de bebé en IKEA, porque tampoco queríamos gastarnos mucho dinero, sobre todo sabiendo que le quedaría pequeña no dentro de mucho tiempo.Y fue una buena decisión. La hemos usado muchísimo, y sigue en perfecto estado, lista para que cuando haya un segundo (si es que lo hay...).

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Intercomunicador

Aquí he de admitir que al principio nos equivocamos. Con nuestras ansias de no malgastar, al final... ¡malgastamos! Me voy a explicar: como no queríamos gastar demasiado, pensamos que lo mejor sería limitarnos a comprar un intercomunicador sin cámara, sólo con audio. Pensábamos que la opción de la cámara era una chorradita más, para padres paranoicos (sin ánimos de ofender a nadie), que hacía que multiplicara el precio. Una vez con el churumbel en casa, en principio nos iba bien con el intercomunicador que habíamos comprado. Pero pasados unos meses, nos empezamos a dar cuenta de que no siempre que el bebé lloraba era porque se hubiera despertado. Resulta que a veces lloraba dormido (o se reía, o balbuceaba, o gruñía...). Y nosotros con la angustia típica de padres primerizos acudíamos como balas a la habitación y ahí es cuando lo despertábamos realmente. Pero claro, ¿entonces cómo sabíamos si estaba llorando/haciendo ruido despierto o dormido? Pues con una camarita en el intercomunicador. Así que caímos y compramos un intercomunicador con cámara, y desde entonces el pequeñajo empezó a dejarnos descansar más, y nos permitió relajarnos un pelín. Ya no teníamos que salir corriendo escaleras arriba en medio de la siesta con cualquier ruido que escuchábamos. Y cuando lo pasamos a su dormitorio, la función de la cámara, hizo que pudiera quedarme algo más tranquila por la noche y comprobar cómo estaba, sin necesidad de ir hasta su habitación y correr el riesgo de despertarlo.

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Productos estrella:

Oveja Sleep Sheep de Cloud b, con ruido blanco.

Nuestro chiquitín ha tenido siempre un sueño suuuúper ligero y con cualquier ruido se despertaba. Un día estaba mi madre pasando la escoba por la escalera, y con ese ruido se despertó. Si no era por un perro de la calle, o un pájaro que piaba demasiado cerca de la ventana, o un camión, o mi tos... el ruido más insignificante hacía que se interrumpiera su sueño y arrancara a llorar a pleno pulmón (que madre mía, ¡menudos pulmones que tenía el pequeñajo!). Era de lo más frustrante y me estaba empezando a generar una gran ansiedad. Sentía que no podía apenas moverme o hacer nada por casa, hablábamos en susurros, teníamos el teléfono de casa en silencio, el porterillo eléctrico apagado, las ventanas cerradas... porque el sonido más insignificante despertaba al Kraken. Sí, sí, a ese nivel llegamos. Al final, esta ovejita super cuca nos ayudó a ver la luz al final del túnel. Le encendíamos la ovejita, y seleccionábamos el tiempo que queríamos que durase, y con el ruido del mar (aunque se podían elegir otros sonidos, el del mar era el favorito de mi hijo) los demás ruidos pasaban más desapercibidos y él lograba llegar a un sueño más profundo, lo cual era de agradecer (sus siestas por fin duraban más de 10 minutos). Desde entonces, el ruido blanco de la ovejita se ha convertido en parte del ritual de ir a la cama por la noche (además de la nana que le tengo que cantar). 

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Mochila ergonómica/fular

Como ya he dicho anteriormente, mi pequeño no tenía siestas muy largas, y era un niño que pedía atención y brazos constantemente, lo cual hacía difícil que pudiera levantarme y hacer cosas de la casa. Menos mal que me regalaron el fular Babasling, y pude estrenarlo el mismo día que mi marido volvió al trabajo y me quedé sola en casa con el bebé. Desde el principio, se quedaba tranquilito y se dormía solito mientras yo limpiaba, organizaba la casa, o cocinaba. Ya que quedé tan contenta con la experiencia del porteo, decidí comprar también una mochila ergonómica (las que dejan las piernitas y culito del bebé en forma de M, o en posición ranita) para cuando fuera algo más grandecito para usarlo en excursiones a la playa o al campo, grandes aglomeraciones como las cabalgatas de los Reyes Magos o las procesiones de Semana Santa, o viajes exprés en los que no merecía la pena cargar con el cochecito. Las dos opciones me gustaron mucho, el fular cuando era más pequeñito y la mochila para cuando fue más grande (aunque el fular podría seguir usándolo durante más tiempo... pero mi bichito es muy inquieto y siento que va más sujeto y seguro ante cualquier brinco o salto que dé él en la mochila).

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Muselinas - Sacos de dormir

Que mi hijo es un torbellino que no para quieto ni dormido es un hecho indiscutible. Además los recién nacidos tienen unos movimientos espamódicos mientras duermen que muchas veces los despiertan... Por eso, cuando ya nos cansamos de acostarlo y dejarlo bien tapadito todas las noches y a las dos horas encontrarlo llorando pegando patadas, y puñetazos al aire, con las sábanas o manta en la otra punta de la cuna, tomamos la decisión de comprar unas muselinas y envolverlo como si fuera un burrito. ¡Mano de santo! Empezó a dormir las noches en dos o tres tramos, apenas se despertaba, yo me quedaba tranquila de que no iba a pasar frío ni destaparse, y además, le encantaba estar arropado en la muselina, pues le limitaba mucho los movimientos de piernas y brazos, y le permitía relajarse mucho más rápido. ¡Se dormía en cuestión de minutos! No obstante, con el paso de los meses, esos movimientos espamódicos fueron desapareciendo, las muselinas se le empezaron a quedar pequeñas (y quedaron relegadas a sábanas para las siestas, o para darle sombra en verano) y llegó la hora de girarse de un lado a otro de la cuna. Así que pasamos a usar los sacos de dormir. Le permite moverse con libertad en la cuna, pero igualmente se siente arropado y abrigado en todo momento. Los que más recomiendo son los sacos evolutivos, ya que te duran más tiempo y te ahorrarás estar comprando cada 2 meses un saco nuevo, porque el churumbel ha dado otro estirón.

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